Revista Cultura y Ocio

Salir de casa, una tochada más

Publicado el 12 febrero 2015 por Leidy Leidy Parada Salinas @leidy_p_s

Bachaqueo, Colectivo Tirafoto, George Castellanos

El fantasma del anaquel vs.  el enmascarado del hambre (Foto: +Nailena Parra / @coletirafoto)


Casi nunca salgo de casa. Siempre estoy entre las sábanas, esperando nada y pensando en lo tedioso que es salir a la calle. Prefiero tener un libro entre las piernas y una buena taza de chocolate en mi mesa de noche. Si salgo me deprimo.

Cuando salgo de casa es porque me obligan o yo me obligo. El calor insoportable y el agua que es más costosa que la gasolina me provocan un estallido visceral. No me quejo, solo digo que no me gusta, a nadie le gusta y por eso no entiendo porqué salen a “pasear”.

Transporte público

Lo peor de todo son las busetas. Los señores hablan, los chamos intentan chatear por el celular a escondidas para evitar ser robados, y otros como yo, simplemente andamos con cara de culo. Y con esa cara de culo me bajo de la buseta sin pagar pasaje porque me parece que está muy caro.
Otra razón por la que no pago pasaje algunas veces, es porque los conductores dejan subir choros. Vienen con ese discurso barato que tanto odio: “Bueno, señoras y señores, las carteras, celulares, prendas de oro y el dinero… todo eso es suyo. Acabamos de salir de la cárcel pero necesitamos plata, no los queremos robar así que colaboren”.
Tampoco se puede tomar un taxi. Eso era antes que los taxistas trabajaban. En San Cristóbal ya es un clásico oír a las operadoras decir que no hay unidades disponibles. Los cuchitos dicen que prefieren llevar gasolina para Colombia, dizque porque se ganan en una semana lo que antes obtenían en dos o tres meses de trabajo digno.

La loca

Por los lados de mi casa hay una loca. Las viejas chismosas de la cuadra dicen que vive en un barrio cercano, sin embargo, la loca prefiere dormir en la acera de mi casa, anda con tres bolsas negras que huelen a demonio. Siempre mi mamá atrae a los locos, por eso creo que la loca se acuesta ahí a dormir y echarse peos. Mientras ella toca el pito, yo intento leer a Poniatowska. Se mete piedra y conoce a los delincuentes de la zona. En dos oportunidades han intentado meterse a mi casa a robar.

El mercado

Cuando acompaño a mi mamá al mercado me frustro. Es mi cruz. Ella da muchas vueltas buscando productos que no hay. Insiste. Va repetidas veces a los mismos pasillos que ya recorrimos, según ella los pasilleros ponen la mercancía de forma sorpresiva y hay que andar pilas. Ese es un tipo de paranoia.
Los bachaqueros andan activos. Van y vienen en manada, parecen hienas pestilentes. Cuando llegan comienzo a pensar en voz alta, pero no pasa nada, mis palabras se ahogan en mi boca y como siempre se van cargados para Cúcuta. No me jodan.


Salir de casa, una tochada más

Terrorismo Precocido (Foto: @coletirafoto)


La justicia venezolana y sus achaques de vieja menopáusica

Nada. Qué se puede decir sobre la justicia en este país donde la víctima es el victimario y la mala gente impone su ley. Aquí, misteriosamente los malandros cuando son abaleados o encarcelados se convierten en hombres entregados al trabajo, y resultan siendo que si carpinteros, albañiles o mecánicos.
Me dan risa los que están en la cárcel y piden que se les respete los derechos humanos. Los que menos saben de humanidad exigen respeto. Y qué va, todo está patas arriba, porque la gente trabajadora cuando sale de su casa anda con miedo. Algunos reciben un pepazo en la cara o en el corazón y otros se quedan sin el mercado de la semana. ¿Los policías? Los policías son un chiste.
A ver, los policías no son del todo patéticos, también están los guardias y toda esa cuerda de no sé qué. Uno sale para el centro a caminar y los policías están ahí, con su cara de pendejos viendo el celular, pendientes de la bobita que se cuadraron para manosearla el fin de semana.
Aclaro, no todos los policías y guardias andan pendiente de un culito. Hay algunos que andan pendiente de su mascada por contrabando, otros que pasan un delito por alto si les aflojan 100 bolos y otros peores.
Gente de mierda. Bueno, ya saben, los que venden dólares, los que hacen guarimbas y los fanáticos políticos.


Salir de casa, una tochada más

Moto Club "La Cordialidad"  (Foto: de George Castellanos @JorgeECM)


El gordo y su atraco

Hace algunos años estaba parada en la esquina de un banco de la ciudad. Toda normal, muertos de hambre y sudados es el perfil del mediodía. A mi izquierda había una camioneta, dos hombres salen del banco y se suben en ella con una bolsa negra, en menos de dos minutos llegan en una pequeña moto dos flacos y un gordo cuyo gran trasero era equivalente a toda la pajudez que se habla en la AN. El gordo se bajó con su senda pistola, gritaba groserías, se llevó la bolsa negra llena de billetes y los dos hombres se sentaron en la acera. Aburridos se pusieron a esperar.
Llegó la policía a forma la alharaca. Dizque una persecución y no atraparon a nadie. Vivo a una cuadra del banco y mi papá me contó que los ladrones dejaron la moto ahí y se fueron en una camioneta elegante. A los días acompaño a mi papá al comando de la policía porque había una reunión con oficiales de alto rango. Ahí estaba el gordo con su uniforme, bien sentado y hablando sobre operativos de seguridad. Toche.

El final

Nada interesante. Estoy aquí en mi casa, feliz porque no debo salir hoy.

Fotografía: Colectivo Tirafoto +Nailena Parra @JorgeECM

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