Revista Deportes

Sálvese quien pueda

Publicado el 05 julio 2012 por D10
Por fin terminó el martirio de la copa libertadores donde el fútbol brilló pero por su ausencia. En realidad, la copa, que por otra parte debiera llamarse copa Juan Román Riquelme, tuvo momentos de mucha comedia. 
Por empezar, el milagro producido por un paupérrimo Boca que fue pasando instancias frente a equipos con mejor juego. Después de aquel gran partido que jugó frente al Fluminense donde perdió de local 2 a 1, el juego de Boca fue empeorando incluso en comparación con lo que había hecho en el campeonato local donde había sido campeón. Aún así, siquiera en la final Boca fue superado claramente por ninguno de sus rivales. 
No causaba menos gracia ver a los contras de Riquelme ir modificando el argumento de debate según las momentáneas conveniencias. Cuando Boca ganaba con Riquelme en el campo, analizaban duramente las malas actuaciones del equipo que eran atribuídas al 10, mientras que toda vez que Boca ganaba sin Riquelme entre los 11, embanderaban la frase de que lo único importante es ganar. 
Además, el candidato a ganar la copa empezaba a caerse a pedazos con Neymar haciendo lo imposible por impedirlo, y con Ganso muy retrasado tratando de meter algún pase entre las quinientas líneas de cuatro que ponía Vélez para defenderse. La misma suerte correría en la semifinal frente al Corinthians de Alex. A todo esto, el equipo que mejor fútbol mostraba, no podía superar las instancias finales, y perdía también con el Corinthians. 
En el medio, el comportamiento barrabrava de ciertos personajes que rodean el fútbol con toda la agresividad y violencia de la que disponen, eso sí, sin ir a la cancha ni una sola vez, y exponiendo con fingido escrúpulo la indignación que provocan los verdaderos barras. Barras que, por otra parte, aún cuando las entradas son escasas, aún cuando son solamente para los socios, siempre presenciaron los pártidos en primera fila, escoltados por dirigentes y policías, y premiados con camisetas de los jugadores. 
Incluso entre quienes se llenan la boca diciendo "hablemos de fútbol" y tratan de marcar diferencias con otros que "no hablan de fútbol", el fútbol brillaba por su ausencia, un periodismo que está esperando que otros les den letra porque son incapaces de argumentar con solvencia las ideas que dicen tener. 
La final no prometía cambios, y más allá del triunfalismo desmedido y absurdo del entorno bostero, nadie con dos dedos de frente podía pensar que en 90 minutos el equipo argentino iba a desplegar una gama de virtudes que no había mostrado durante todo el resto de la copa. Un equipo con jugadores que patean para arriba, que tratan de bajar la pelota y se les va a tres metros, que van al suelo nadie entiende para qué, que sufre ausencias claves como la de Viatri y la de Erbes, y que no era capaz de saber utilizar al mejor de sus jugadores. Eso sí, la esperanza no había que perderla ya que no enfrentaban al Santos de Pelé. 
También era gracioso ver cómo el autoritarismo que necesita del Sí general para tener una vida medianamente tranquila, se desesperaba ante un tipo que tiene la cabeza para algo más que para cabecear y que no dice lo que todo el mundo espera escuchar. Así los trata el 10, y cómo les molesta. Esto sí que fue muy gracioso. 
Ya en el final, con la decepción de la derrota, se esperaba un anuncio importante. Riquelme iba a dejar el club debido a los numerosos problemas que se imponían desde afuera de la cancha. El odio a Falcioni, las broncas con Angelucci, la desastrosa relación con todos sus compañeros, en fin, todas esas cosas que hacen que Riquelme sea el peor ser humano sobre la tierra. Sin embargo, el 10 hizo lo mismo que cuando juega y con un solo movimiento deja a contrapierna al equipo rival, pasaron todos de largo, y la pelota fue a dar donde el compañero menos marcado. Hasta para huir el 10 es el más inteligente del fútbol argentino. Gracias, Román, por todo el fútbol que regalaste hasta el último minuto, y ojalá que podamos verte unos años más. El color es lo de menos.  
Por último, exclamar ante lo expuesto las nulísimas ganas de perder el tiempo con un blog de fútbol. Hasta siempre. 

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