Loreconozco. De los muchos viajes que hago por trabajo, el ir a SanDiego dos o tres veces al año es de la clase de viajes que vale lapena. No lo puedo evitar, tengo fijación con los USA. Y bueno,tienen cosas que ofrecer. Mi itinerario era el habitual para cuandovoy por allí: Barcelona – Londres – Los Angeles – San Diego.
Lleguéal aeropuerto de Los Angeles a media tarde, aunque el cambio de horahace que para mí, fuera de madrugada, con el agotamiento físico queimplica. Pero queridos, cuando llegas a la zona de alquiler de cochesy el tipo de Hertz se te lamenta porque con GPS (como indicaba en mireserva), sólo puede darme un coche pequeño, como un ChevroletCamaro (??!!), te das cuenta de que ciertas cosas pasan sólo allí.Cómo no, acepté sus disculpas, y aparcadito me esperaba, negro,reluciente, ese pedazo de coche. Aunque lo cierto es que en ese país,los coches son ridículamente baratos. Un carro como el que llevé,dudo que costara más caro de 25000 USD.
Encualquier caso, permitidme que rompa mitos, y que nadie me entiendamal, estaba como un niño con zapatos nuevos, pero conducir un Camaroes muy incómodo. El asiento está casi en el suelo, y el techo esmuy bajo, por lo que la postura a adoptar es con la espalda muyinclinada, y aún así, la cabeza me rozaba el techo. El hecho de serun coche automático (como todos en USA) hace que la sensación deaceleración cuando uno mete la tercera, luego la cuarta, la quinta ysi se tiene, la sexta, se pierde. En fin, pecata minuta, queridos. DeLos Angeles a San Diego hay unos doscientos kilómetros,aproximadamente. Un paseíto, por lo menos en domingo por la tarde,si el tráfico acompaña.
Porque,y aunque San Diego es una ciudad bonita, especialmente también elárea a su alrededor, con pueblitos de playa y pesca (más recreativaque otra cosa), mi interés estaba centrado en Los Angeles. He estadovarias veces en esa ciudad, y qué puedo decir: me gusta mucho. Pordesgracia, habitualmente no estoy más que unas horas, una mañana ouna tarde. En un par de ocasiones pasé un fin de semana, cosa querecomiendo a cualquiera.
LosAngeles, a diferencia de San Diego, carece de su, digamos, rollitoGood Vibrations, de esa tranquilidad y amabilidad que supura el áreade Southern California. Los Angeles es fría, extremadamente grande,apenas hay gente caminando por las calles, a excepción de paseoscomo Venice Beach, hay mucha pose. Y por supuesto, nunca, por nada,se os ocurra ir sin coche. Se trata de una ciudad diseñada para loscoches. Porque así es como vive, por otra parte, el americano medio.O si no, por qué os creéis que permiten conducir a partir de los 16años y que los coches son todos automáticos (ergo, hasta unchimpancé podría conducirlos).
Chevrolet Camaro... EL coche
Midía para Los Angeles era el viernes. El plan, sencillo, despertarmepronto, conducir hasta allí, aprovechar la mañana y llegar no mástarde de las cuatro y media al aeropuerto LAX. Y todo iba bien, hastaque faltaban unos 35 km. Entonces topé con el clásico atasco de laentrada y salida de la ciudad. Y eso sin ser hora punta. Ya contabacon ello, no obstante. Y tenía una ruta marcada, para no liarme niperder el tiempo.Laprimera parada era en el 6400 de Sunset Blv, lugar donde está AmoebaRecords. Pero antes, justo enfrente, hay un local de la mejor cadenade fast food del país, ya he hablado de ella en otras ocasiones:Jack In The Box. De modo que dejé mi Camaro en el parking del local(allí todo tiene parking) y di buena cuenta de un sano desayunohamburguesero. Dos apuntes te recordaban dónde estabas. Dentro dellocal un homeless tomando un café, de los muchos que hay por lascalles (y cuando digo muchos, es muchos), un cochambroso negro conuna silla de ruedas y un acompañante. El negro pasaba delacompañante porque estaba escuchando música por un discman. Tiposraros, sí, otra constante de la ciudad. Y luego entra una rubiaoxigenada, pelo corto rollo 80's, vestido negro, botas altas ygabardina. Acaba de aparcar un cochazo en la puerta, y nada másentrar, se dirige al baño. Fastidiada porque la puerta del bañoestá cerrada (hay que pedir que te abran), se larga sin pedir nada,y se queda en el parking jugando con su smartphone.
Un buen sitio para reponer fuerzas... para cuando una franquicia de Jack In The Box en Barcelona?
Acabadomi desayuno, tengo que aparcar fuera. Hay una especie de zona azul,en la que cada plaza tiene un expendedor de tickets de hora. Pago poruna hora (la estancia máxima permitida) y me voy, ahora sí, aAmoeba Records. Ya he hablado otras veces de esta tienda, y no mecansaré. Mucho material, pero lo mejor, es su sección de ofertas.Cientos de discos inicialmente no dispuestos a la venta, por sercopias de promoción, o para radios, en un estado perfecto, no comoen las lamentables tiendas de segunda mano españolas, a preciosentre 1,99 y 2,99 USD. Por si fuera poco, te llevas tres y pagascuatro. Por supuesto, perdí la cabeza y acabé con 40, por los quepagué unos miserables 90 USD. Compré de todo, desde discos que nohabía escuchado nunca, como PJ Harvey o Soundtrack Of Our Lifes, acompletar colección, como REM, U2 o Stones, o a renovar algunos CD'sque tenía grabados, como QOTSA o Stone Roses.Cuandome di cuenta, mi tiempo se pasaba, y tuve un error de cálculo, lachica tardaría unos 10 minutos largos en quitar el protector de cadaCD y cobrarme. Pues bien, cuando llegué al coche, tenía unamaravillosa multa de aparcamiento. Sí, queridos, vuestro viejo amigoKar es ahora mismo un delincuente para los Estados Unidos de América.Por diez miserables minutos que me pasé de la hora, tenía una multade 58 USD, que podía abonar dejando la pasta en el sobre de lamulta, en un buzón, por un teléfono u online. Supongo que optarépor esta última. Después de lo de Megaupload, no me siento muycómodo teniendo un dinero a deber al Gobierno Federal.
Casi mola más el cartel que el sitio...
Misiguiente destino lo había leído en una entrevista a Bunbury (sí,él otra vez!), en el que hablaba de una tienda de artículosextraños, que por el nombre, ya me gustó: La Luz De Jesús. Noestaba muy lejos, no más de 15 minutos conduciendo. Resultó que latienda también tenía una pequeña galería de arte. Y su material,de lo más curioso. Desde libros sobre Anton LaVey hasta máscaras deluchador mejicano, pasando por muñecos de Kiss o El Silencio de LosCorderos, para incluir también bastante material más digno detienda de chinos hispánica, como llaveros con forma de hoja demarihuana. Nada me convenció especialmente, pero el sitio resultabacurioso.Necromance... malas vibraciones... por cierto, está prohibido hacer fotos en el interior...
Otratienda era el siguiente objetivo: Necromance, en Melrose. Melrose esuna avenida más agradable que Sunset, por ejemplo, la calzada sólotiene 4 carriles y los edificios están más juntos, y casi se puedepasear. No deja de ser un ambiente curioso para un sitio comoNecromance, donde se rinde culto a la muerte. Al entrar, música decámara, de un ambiente más bien fúnebre, como tiene que ser.Animalillos disecados, pieles de serpiente, elementos hechos dehueso... mal rollo. Andaba yo buscando una calavera. No preguntéis.No encontré lo que quería, así que pregunté a la dependienta.Como el 70% de la gente en las tiendas, era hispana. Vestida, comomandan los cánones, toda de negro, resultó ser más maja de lo quelas malas vibraciones del lugar parecería indicar. Me dijo queellos, no, pero en una tienda “couple of blocks away”, tal vez.No encontré tampoco allí lo que quería, pero me paseé un poco porel lugar, que no conocía, y mira, no está nada mal Melrose.Alijo de CD's de Amoeba Records... también compré la edición Deluxe del último disco de Chris Isaak... canela en rama, queridos...
Antesde ir al aeropuerto, hice una parada técnica en un 7Eleven en buscade una bebida, un último capricho que sólo puedo hacer en USA...beber Dr. Pepper o Vanilla Coke. En esta ocasión me decanté poresta última. No sé por qué nadie se anima a traer estas bebidas ala Celtiberia. A mí, me harían feliz. Y con mi sed satisfecha,encaré hacia el aeropuerto. Iba con el coche en reserva, y se meocurrió tirar sin repostar. Ahora lo veo como una idiotez, porque,de acuerdo, eran sólo 25km, pero no conocía el coche, no sabíacuánto me duraría la reserva, y si me hubiera dejado tirado,sinceramente, no sé qué hubiera hecho... ¿llamar al 911? ¿dejarel coche allí y caminar dios sabe cuánto en busca de una gasolineraen que me quisieran vender una bolsa de combustible? En fin, niños,no hagáis estas tonterías. Que ya las hago yo por vosotros.Canciones:
R.E.M.:“Driver 8”QOTSA:“I Was A Teenage Handmodel”ChrisIsaak: “Ring Of Fire”