Revista Cine

San Francisco Diaries: Encuentro casual con Yoda y Ray Harrihausen

Publicado el 22 septiembre 2011 por Fimin

El cine tiene la capacidad de ser obicuo, un arte que puede estar al mismo tiempo en una pantalla en Moscú que en Sidney. Es parte de su magia, una alquimia de imágenes que aparecen en la cartelera y en cuyo origen rara vez pensamos. Pero las películas tienen ciertamente un centro geográfico, que uno se puede topar por completo azar volviendo a casa tras una jornada de trabajo. Así, una peculiar estatua en la que reconocemos al maestro de los efectos especiales Ray Harrihausen nos hace entrar en un edificio del Presidio- antigua base militar reconvertida en sede de instituciones culturales y parque- y preguntar la razón de ser del homenaje. La respuesta del recepcionista- todo un alarde de economía verbal- es dirigir mi mirada hacia un letrero con las palabras “LucasFilm” inscritas en letras doradas.

Sin saberlo he ido a parar a los cuarteles generales de Industrial Light and Magic de San Francisco, en donde George Lucas y su equipo han ideado algunas de las películas más importantes de nuestras vidas frikis. Ser consciente de lo que ha sucedido entre esas paredes, en este preciso lugar, pone los pelos de punta y libera la imaginación. De pronto un hombre que lee una revista en un sofá de la recepción levanta la mirada y observa como se me cae la baba con el homenaje a Harryhausen. Pregunta si sé quien es y le contesto que claro, cómo olvidar esos efectos especiales completamente manuales, palpables. Quizás divertido por mi excitación infantil me invita a seguirle al edificio anexo, donde me topo de golpe con Yoda, quien preside una fuente dedicada a su memoria.

“Normalmente esto es todo lo que verías” dice mi enigmático nuevo amigo. “Pero eres la primera persona que entra sin tener ni idea a nuestras oficinas y reconoce a Harryhausen. A George le habría encantado”. Knockout. Sin tiempo a recuperarme del primer golpe el hombre se presenta como Marco, miembro del departamento de comunicación de ILM, y me pide mi número de teléfono para invitarme junto a tres amigos a un tour privado por las instalaciones que vieron nace a ET, Yoda y compañía, los Goonies y mucho etc.

Como dijo mi admirado Andrés Montes, “La vida puede ser maravillosa”. Sobre todo una tarde soleada de viernes donde la pasión genuina por el cine y no un calculado ejercicio de lameculos te lleva al corazón del imperio Lucas. Quizás ahora pueda explicarle a mis padres el por qué de tantas horas invertidas viendo películas de monstruitos y batallas espaciales. El desinteresado gesto de Marco- no, no estaba ligando conmigo- me hace pensar en que una fábrica de sueños como ILM ha de estar constituida a la fuerza por gente como él para funcionar. Visionarios con la patología de querer compartir sus sueños, ya sea en la pantalla de cine o en el preciso lugar de donde salieron. No dudéis de que nada más volver de la visita haré lo propio, no para dar envidia cochina sino porque definitivamente San Francisco te contagia del virus de la empatía.


Volver a la Portada de Logo Paperblog