San Guillermo de Eskill, abad y obispo. 6 de abril y 16 de junio (traslación de las reliquias).
De sus primeros años solo sabemos lo que las tradiciones recogidas dicen, y es que era de ascendencia real francesa y que nació sobre 1105 en París. Cuando fue ordenado de subdiácono se le nombró canónigo regular en la iglesia Santa Genoveva de París. Allí fue objeto de celos y envidias por los demás canónigos abochornados por el ejemplo que les daba de piedad, caridad y humildad, mientras que ellos eran comodones y fríos en la piedad. Le acusaron de falsedades como pretender ser obispo, intrigar, simular religiosidad, avaricia, etc. por lo que el obispo y el rey le apartaron de la colegiata y le envió a Epinay. En 1147, el papa San Eugenio III (8 de julio) se enteró de la situación en una visita a París y enojado, arrojó a los canónigos regulares, sustituyéndolos por los canónigos regulares de San Agustín. Guillermo regresó a la colegiata, fue nombrado subprior y continuó siendo un ejemplo, como siempre.
En 1165 conoció a San Absalon (21 de marzo), obispo de Lund que le invitó a gobernar el monasterio de Eskill, Dinamarca, necesitado de un abad santo y competente. El santo aceptó y al llegar se encontró una debacle material y espiritual. monjes ociosos y vagos, indisciplinados, la iglesia descuidada, las celdas llenas de propiedades particulares, etc. Se puso al trabajo, restauró la disciplina, corrigiendo los excesos y echando a los irreductibles, restauró el culto solemne, embelleció la iglesia, y en poco tiempo el monasterio era irreconocible. Además, fundó el monasterio de Santo Tomás de Ebelholt, de donde fue nombrado obispo.
En 1193, Felipe Augusto de Francia, se casa con la Beata Ingeborg de Dinamarca (30 de julio), para repudiarla a los pocos meses y encerrándola. Aludiendo que no se había consumado el matrimonio pidió al papa Inocencio III declarara la nulidad del matrimonio. Aunque los obispos franceses, temerosos del rey, declararon la nulidad, ya que los cónyuges eran parientes, el papa rechazó esta conclusión y no dio la nulidad. En 1194, ya bastante mayor, fue nuestro Guillermo a Francia, como legado de Valdemar I, padre de Ingeborg, para convecer al rey Felipe Augusto de su error. Para la ocasión escribió una "Genealogía de los reyes daneses", para desmentir la supuesta consanguinidad. De nada sirvió, incluso la tradición dice que el rey francés le encarceló durante dos años. Este asunto de Felipe Augusto e Ingeborg fue poniéndose más dificil. A los tres años el rey se casó sacrílegamente con Inés de Meran, para asegurar descendencia. El mismo papa reaccionó prohibiendo el culto en todo territorio en el que dominase Felipe Augusto, obligándole a expulsar a la Meran y convivir con Ingeborg. Aceptó el rey, pero por poco tiempo, pues la repudió nuevamente, para al ser presionado por el papa, la aceptó por tercera vez. Treinta y siete años más duró el matrimonio, sufriendo Ingeborg los desprecios y humillaciones de Felipe Augusto, como si fuera ella la culpable. La oración, la caridad y la penitencia eran su consuelo.
Por su parte, nuestro santo, regresó a Dinamarca, donde continuó su trabajo pastoral durante más de treinta años. El Domingo de Pascua de 1203, con 98 años, le llegó la muerte y la entrada en el cielo.
Después de treinta años de trabajo intensivo Wilhelm murió en Ebelholt, 98 años. Allí, fue enterrado en la iglesia del monasterio, y años más tarde, las reliquias fueron elevadas y trasladadas solemnemente con motivo de la canonización por Honorio III en 1224.