Revista Cultura y Ocio
Todos sabemos de quién hablamos cuando invocamos el nombre de Sasha Grey. Y, los que no, pues no tienen idea de lo que se pierden: nada más ni nada menos que una mujer que no encuentra mayores problemas para trascender cualquiera de las etiquetas con la que se la quiera reducir o empaquetar; alguien que es mucho más que una actriz porno que ni le tiene miedo a nada, ni se lo piensa dos veces para hundirse, con una sonrisa, en los géneros y fetiches más sucios, morbosos, grotescos y chocantes; una verdadera musa, que parece arrancada de las páginas del Marqués de Sade, que reúne en su personalidad la fuerza del que no teme ir contra todos los tabúes y el carisma y las curvas de una muchacha que apenas si parece rozar la veintena; la actriz que salta de la erotomanía más vulgar al cine independiente más arriesgado; la sensual, la "sexy", la portentosa protagonista de las fantasías más profundas; la que todavía nos puede echar una sorpresa con su interés por la cultura, y que disfruta apareciendo en su Twitter leyendo libros de Sartre o Dostoyevski. En dos palabras, Sasha Grey. ¿Qué más va a decirse?Pero esta mujer fascinante, que de verdad casi no parece de este mundo, todavía es una caja de sorpresas, y sus intereses trascienden, de lejos, los límites de lo que el común de los mortales entiende por "pornografía" y, aún, por "erotismo". Porque hay que decirlo: Sasha Grey toma a cada uno de estos géneros (no voy a decir de dónde) y los teje entre sí, con un no tan cuidado cuidado que, a la larga, no hacen más que prestar espontaneidad a su nuevo libro de fotografías, Neü Sex. Se trata, aparentemente, de un libro a la vez exquisito y sucio, como todo lo que hace esta femme fatale. No voy a mentirles, porque no lo he ojeado, pero he visto ya algo de su contenido vía internet (recomiendo mucho la selección de fotos que han hecho los muchachos de Orgasmatrix). Y puedo decir que se trata de un conjunto de fotografías, tomadas por ella, por su novio Ian Cinnamon (maldito, te odio con toda mi envidia) y unos pocos amigos más. En ellas, aparece la fulminante Sasha, mostrando algunos de los mil y un rostros que tiene para ofrecernos. Montones de miradas llenas de desafío y seducción, a las que sólo podemos responder con un suspiro y algo de buen morbo. En fin, que por lo que he visto se trata de una obra que guarda una experiencia totalmente hecha a la medida y al estilo de Sasha Grey. Como decía, todos los que han gozado alguna vez de sus videos entienden a lo que me refiero. Los que no, bueno... Internet ofrece mucho contenido gratuito, compadres. Eso les queda como tarea. En cuanto a mí, pues tendré que encontrar la forma de hacerme con este libro (a los que estén pensando en hacerme un regalo, pues ya lo saben, jaja). Piensen que hablo de una de las mujeres con más personalidad y universo propio de cuantas han puesto un pie (y el resto de su cuerpo, claro está) en el estudio de grabación de una productora pornográfica, y que todavía se atreve a mostrarnos algo más de lo debido al sacar a relucir su propio rostro, esa otra máscara.