¡Se callen, coño!

Hay días en los que el ánimo parece estar al mando de uno de esos pilotos suicidas con tanto gusto por montañas, cordilleras y masacres de inocentes. Y llevo unos cuantos. Motivos no faltan. En esta fecha, 1 de julio de 2015, queda inaugurado Francolandia. Todo el gobierno del Partido Prehistórico parece un único ministerio de fomento empeñado en construir – hagan lo que hagan – este tipo de parques temáticos en una evocación sin fin a ese norte suyo y guía espiritual que tenía a sus españoles en el yugo o en las cunetas. Luego nos encierran en la atracción por el artículo L’Oreal (porque ellos lo valen, eso creen).

Van por ahí escupiendo rabia al grito de ¡todos están contra el partido prehistórico! cuando la realidad es la contraria: son ellos contra todos (sí, cuesta creerlo porque eso nos deja a la altura del betún). Les gusta más el rodillo que un Ferrari, quizás porque con el primero son campeones del mundo en manejo. Bien saben lo que hacen, no son sus juanetes los que sufren. Las palabras progreso, igualdad, libertad y otras de esa alegre familia les produce urticaria extrema que curan ley a ley, limitando y vulnerando derechos fundamentales, involucionando. Una de ellas es la rebautizada como Ley Mordaza, un ¡se callen, coño! No hay problema, en el constitucional están los amigos puestos a dedo y dotados de excelentes reflejos para detener una denuncia o simplemente ni abordarla, que es la mejor “palomita” que se puede hacer sin romperse los huesos. Ciegos y sordos están los pepesaurios ante la atronadora respuesta a su atropello, pero esta dolencia les trae al pairo, y a Europa (Euro Paripé), que con hacer advertencias y dar consejitos quedan fetén. Mientras la cosa no vaya de cuartos, todos contentos.

Ahora, hasta la palabra del “agente de la autoridad” más botarate tiene mayor valor que la del indignao más culto, así toque la flauta con perro y partitura, peor aún, diría yo. Te puede hostiar a discreción porque ya era hora y además perdió el Madrid, el Betis o una apuesta, y nada de hacerle una foto, así te haya quedado pulso para disparar (con perdón). Es que ya ni las palabras se pueden utilizar al tun tun, tendremos que volver también a las épocas de La Codorniz, mítico semanario satírico al que cerraban cada dos por tres, “violín es a violón como cojín es a X y nos importa tres X que cierren esta edición”. Pero a mí me importa esos tres cojones ocultos que los Franco tiradores sigan disparando leyes.

Aprovecho para comunicar que me retiro por una temporada, hasta que las musas aprendan a abrir los grilletes sin peligro. O hasta que se disuelva esta patulea, que viene a ser lo mismo. Muchas gracias.