En los días post festejos, todos los jugadores de Boca coincidían en que el partido que el equipo que más lo había complicado había sido Argentinos, jugando como visitante.
La cancha chica no favoreció el juego xeneize. Acostumbrado a presionar en todos lados, se vio desfavorecido por las dimensiones que permitían al rival, contrarrestar las fuerzas. Eso le impidió desarrollar su juego con tranquilidad y más allá de algunos errores defensivos, pudo llevarse el empate 0 a 0.
El partido con Arsenal tuvo ciertas similitudes, sobretodo en la segunda etapa. El equipo de Alfaro hizo lo que mejor sabe hacer, aplicar la pelota parada. Teniendo en cuenta que también es un reducto pequeño, los centros a Obolo y Zelaya fueron constantes y las jugadas a balón detenido un arma mortal.
Que Orion haya recibido por primera vez dos goles se debe a desatenciones puntuales en el fondo xeneize. Schiavi no estuvo tan seguro como el resto del torneo y Caruzzo, de cierta inactividad, volvió a mostrar las falencias del Clausura, cuando hacía dupla con Juan Insaurralde.
De mitad hacia adelante, Boca siguió igual. Con Roncaglia y Clemente pasando por los costados, Somoza organizando el medio y Chávez como organizador. Cabe destacar la labor de Walter Erviti. Mimado por Falcioni se ha adaptado totalmente al puesto de volante por izquierda y hoy, al igual que lo hizo en 2 oportunidades, volvió a anotarse en la red con una gran definición.
La síntesis final deja satisfecho a los dos. Boca pudo mantener su invicto, y logró remontar un resultado adverso por segunda vez en el Apertura, algo que sólo había sucedido con San Lorenzo, único equipo que había estado en ventaja ante los de la Ribera. Arsenal, por su parte, se dio el lujo de complicar gracias a sus virtudes al campeón y se acercó al objetivo planteado a inicio de competencia, alcanzar los 25 puntos.