Revista Cultura y Ocio
A mí me gusta comer, disfruto cocinando y comiendo. Entiendo que se puede ser más o menos sofisticado a la hora de comer pero en algún sitio hay que parar antes de caer en el ridículo.
Los hermanos Roca unen arte y gastronomía en “El somni”
He escuchado esta noticia mientras desayunaba esta mañana.
Me parece estupendo tener varios restaurantes entre los mejores del mundo, igual que me parece estupendo ganar el mundial de fútbol, el de balonvolea, o de petanca. Preferiría tener las mejores bibliotecas del mundo mundial o unas universidades megaestupendas pero lo de los restaurantes no me parece mal, cada uno se gana sus habichuelas como puede y si se las gana convirtiéndolas en una experiencia mística que te traslade al universo de los cuentos (Jack y las habichuelas) pues me parece muy bien…pero eso no es comer.
Sinceramente me parece que con todo esto de la cocina de autor, las experiencias gastronómicas y la experimentación más allá de los sentidos estamos perdiendo el norte.
Soy bastante buena cocinera, tengo un repertorio amplio de platos y por ahora no tengo quejas. Cuando estoy harta de cocinar y disfruto de días de solterismo, entonces lo celebro sin cocinar y me alimento de bocadillos de jamón serrano pero me gusta comer. Si voy a un buen restaurante me gusta probar cosas nuevas y ponerme hasta las patillas aprovechando la ocasión especial.
Tengo el recuerdo de cenas y comidas en restaurantes estupendos, algunos baratos y otros más caros pero que han merecido la pena. Algunos cutres y otros sofisticados con criterio. En todos ellos comí estupendamente, en algunos descubrí cosas nuevas que me molaban y otras que ni de coña, a mí por ejemplo por mucho que me empeñe las alcachofas no me gustan. En alguna ocasión muy especial y por circunstancias laborales he comido en un restaurante de esos de “tú vienes aquí a tener una experiencia” y debo decir que como experiencia está bien pero como comida está regular.
El rollo este de “El somni” me parece un espanto como experiencia de cualquier clase y una auténtica tortura como experiencia culinaria. (Pinchad y veis el video)
Para empezar el concepto. A mí (y creo que hay estudios sobre esto pero no me hagáis mucho caso) me parece que la manera de disfrutar de los sentidos es anulando los otros. Y esto lo hemos hecho todos, si te acarician y cierras los ojos mola más que si estás mirando cómo te acarician, si escuchas la música con los ojos cerrados se percibe más claramente…y así con todos. Una sobresaturación sensorial a mi modo de ver no hace que sientas más…sino menos porque tu cuerpo está en plan ¿Pero vamos a ver…a qué hago caso? ¿A la comida? ¿A la música? ¿Al tacto cartilaginoso de esto en tu boca? ¿Al aroma húmedo de la tierra del bosque de los castaños que echan esas plantas que no me dejan ver al que tengo enfrente? ¿A la conversación? Sinceramente no le veo la gracia.
Luego creo que es un sitio feo y me da miedo.
“La mesa tenía un diámetro de 240 cm, e incorporaba un sistema de altavoces bajo el mantel que emiten el sonido de las imágenes que se proyectan sobre su superficie. Alrededor, cuatro pantallas envolventes se proyectaban secuencias potenciadas por unos altavoces que crearon una atmósfera de una dimensión sonora enérgica” (lo he sacado de aqui)
Parece la mesa de cuarto milenio o algo así. La mesa donde te sentarías a jugar a la oiuja, todo tan oscuro que da como miedo. No es que yo no me fie de los hermanos Roca, pero a mí me gusta ver lo que me estoy comiendo, puede que sea un poco tiquismiquis…pero si lo que me están dando es trigo verde con sardina ahumada, me mola ver que el verde es trigo o lo parece y no imaginarme al tacto en la lengua que es otra cosa verde que no sé si me molaría comer. Que sí, que lo mismo estoy poco abierta a experiencias sensoriales…pero no lo veo claro.
El tema de las pantallas y el sonido envolvente que sale de debajo del plato. Perdón, “dimensión sonora enérgica”, esto en mi pueblo significa un ruido de mil pares de cojones. Ya sabéis, ahora cuando en vuestro pueblo amenicen la paella grande de las fiestas con una tamborrada no digáis “aquí hay un ruido que no me oigo los pensamientos”, decid “qué dimensión sonora más enérgica”.
Las pantallas son un horror, además están muy pegadas y las proyecciones tienen que incomodar. Probad a mirar la tele tan cerca: marea. He leído que se proyectaban imágenes que tuvieran que ver con el plato y en el video he visto a una chica que ella dice que cantaba sintiendo que es una sirena.
¿Cómo va esto? Comes pescado y piensas en sirenas. ¿Comes carne y ves vacas? No sé, tampoco me parece una buena idea. En el momento en que le pones cara y ojos a lo que te estás comiendo abres la puerta a pensamientos rarunos, bueno a lo mejor solo me pasaría a mí, pero si me estoy comiendo algo que se llama por ejemplo “sueño del mar vibrante de electricidad” con una textura llamémosla complicada o indefinida…mientras oigo a una chica cantar y veo medusas…soy capaz de irme a pensar en la sirenita, en buscando a Nemo o en la vez en que me pico una medusa en el culo en una cala en Menorca y toda la aventura consiguiente. Es una buena anécdota pero no podría contársela al de al lado porque entre la dimensión sonora enérgica y el bosque de en medio de la mesa ni le veo ni le oigo.
Lo que “comieron” ellos fue “salsa de anemona de mar a la plancha emulsionada con aceite de oliva, navajas, algas y espardenyes”. Salsa…a la plancha emulsionada…no parece que hubiera tropezones. ¿Cómo se come la salsa? ¿Les dejarían echar barcos de pan? No he encontrado ninguna noticia sobre cómo era el pan…
¿Y que tal comer “esfera de trufa blanca y negra y destilado de tierra”? Esto se presta al mismo comentario que se hace a la vista de alguna obra de arte contemporáneo “ eso lo pinta mi hijo de 5 años”…pues el destilado de tierra suena muy parecido a los filetes rusos de arena que te hacen tus hijos en el parque y que tu finges comer…”mami, no te lo habrás comido??..¡Qué es tierra!”
Dice la noticia que los comensales estaban un poco envarados… ¿Un poco? Pero vamos a ver, sentarte a comer con 12 desconocidos, algo que no sabes que es mientras de la mesa salen ruidos y te envuelven imágenes que tienen algo que ver con lo que te estás comiendo sin saber qué es, mientras un tío te da instrucciones y alguien canta….¿Como no vas a estar envarado? Lo que me extraña es que alguno no haya tenido un ataque epiléptico por tensión sensorial extrema.
Que conste que no me parece mal que se hagan este tipo de performances extrañas. Lo que no me gusta es que se confundan con comer o con cocinar. Esto es jugar con la comida, puede tener su gracia en un determinado momento pero sinceramente creo que se nos ha ido la olla. No me vale el argumento de que es “arte”, esto no es arte. Yo lo veo como un juego para sibaritas que solo está al alcance de muy muy pocos, una especie de sofisticación de un hábito humano como es cocinar y comer, para elevarlo de lo que significa para el común de los mortales y dejarlo solo para “elegidos”. No es arte tampoco porque no es para todos, el arte o la cultura está al alcance de todos en museos y bibliotecas. Comer “esfera de trufa blanca y negra y destilado de tierra” es solo para unos elegidos que pagan una cantidad estratosférica de pasta por ello. Por supuesto están en su derecho y cada uno se gasta la pasta en lo que quiere…pero digamos lo que es “Quiero comer lo que me de un tío que ha estado jugando con la comida”.
Lo veo un poco, como montarte una orgía sexual raruna con desconocidos vestidos de plantas y pagar por ello. Pues vale, si. Estás en tu derecho y puede molar mucho (supongo) pero no es arte…ni cultura ni leches. Es una excentricidad como la copa de un pino.
Para mí disfrutar de la comida es otra cosa. Me gusta un entorno agradable y amigable, comer algo que no necesite instrucciones para degustarlo. Me gusta verle la cara a la persona o personas con las que comparto esa comida y poder charlar con ellas. Si me voy a gastar una pasta en comer sinceramente me gusta elegir lo que quiero probar y no someterme al criterio de un “artista”, no por nada, pero es que a mí las alcachofas no me gustan aunque me las des disfrazadas de tarta contessa de trampantojo con espárragos blancos y láminas de trufa.
Me gusta comer pero creo sinceramente que se nos ha ido la olla con el tema de la alta gastronomía, las experiencias ultra sensoriales y todas esas cositas molonas.