Cuando hablamos de selenitas, además de estar nombrando a los supuestos habitantes de la luna, podemos referirnos a un mineral de yeso cristalizado (compuesto por sulfato de calcio hidratado) que se forma por la evaporación de agua marina en los lagos y mares cerrados. El origen de la palabra “selenita” proviene de “Selene” (luna en griego) y en el caso del mineral, se dice que sus cristales se forman durante la luna en cuarto creciente (de ahí su vínculo con la luna).
Acariciar una pieza de selenita es muy placentero. Su suavidad la hace diferente de los demás minerales. (Os invito a ello y ya me contaréis). Su característico color blanco, satinado, perlado o a veces hasta incolora y transparente, hacen de ella una pieza de decoración exquisita y bella a la vista. Debido a sus peculiares características, se comenta (metafóricamente hablando) que las alas de los ángeles están hechos de selenita.
Los especialistas en Feng Shui utilizan la selenita para como lámparas que se usan como ionizadores del ambiente, ya que al calentarse por efecto de la bombilla instalada en su interior, emiten iones negativos que ayudan a reducir los agentes contaminantes del aire, teniendo efectos beneficiosos para el bienestar:
Alivia los dolores de cabeza y jaqueca.
Fortalece el sistema inmunitario.
Ayuda a reducir problemas respiratorios y los ataques de asma.Mejora la concentración
Contribuye a la relajación
Combate la tristeza y la melancolía
La selenita también se suele usar para ayudar a aclarar en la toma de decisiones o problemas o en estados de confusión mental. (No puedo garantizar que surja resultado, solamente estoy reflejando lo que he leído en diversas publicaciones).
¿Y vosotros? ¿Habéis acariciado alguna vez una selenita? ¿habéis visto o tenido alguna vez, una lámpara de selenita? ¿Conocíais sus propiedades? Estaré encantada de leer vuestros comentarios en mi blog o en el Foro de Hola.comBesos desde mi blog!!!!