<La NASA ha informado sobre una colosal mancha solar que ha captado el Observatorio de Dinámica Solar (SDO) y cuyas dimensiones son suficientes como “para tragarse seis planetas como la Tierra”.> <Mancha solar de ”proporciones enormes”, ha crecido hasta superar en seis veces el diámetro de la Tierra.> <La NASA alerta de una mancha solar de grandes dimensiones.>
Titulares y contenidos como los anteriores, se leen desde ayer en diversos medios informativos. Y es que un grupo de nuevas manchas solares surgidas hace unos días atrás han manifestado un considerable crecimiento y una moderada actividad. Incluso hay quienes la han asociado con el esperado “pico solar” del 2013 donde expertos esperan la mayor llamarada solar detectada hasta ahora.
Manchas solares 1678 y 1871 a las que se hace referencia
Manchas solares
Sin embargo, a pesar de lo dicho, han existido manchas solares más amplias que éstas que han llegado a alcanzar entre 10 y 15 veces el tamaño de La Tierra (aunque no necesariamente su tamaño indica la posible actividad que tendrán). Algunos portales expertos en el tema indican que este grupo de mancha podrían originar tal erupción solar pero de clase M, o sea, moderada. Lo más probable es que sea geomagnéticamente efectiva, es decir, el plasma puede ser dirigido a la Tierra y originar las hermosas y espectaculares auroras, en éste caso serían boreales ya que se estima impacte el polo Norte del planeta. Más nada…
Mancha solar quizás hasta nos deje de apuntar sin llevarse los méritos de la gran erupción esperada
Ahora bien, el pasado 19 de éste mes, la sonda SDO ha captado una «lluvia coronal» un raro fenómeno en el que el plasma eyectado durante una erupción vuelve al Sol en forma de una espectacular lluvia de fuego. Las erupciones solares pueden manifestarse de maneras muy diferentes. Algunas llegan en forma de enormes llamaradas, formando arcos y bucles magnéticos que se elevan a cientos de miles de km. para volver después a sumergirse en el Sol. Otras, van seguidas de una súbita expulsión de material (una CME, o eyección de masa coronal) que viaja por el espacio en forma de una ardiente nube de radiación que, si se dan las condiciones, embiste a la Tierra y a los demás planetas de nuestro sistema. Otras, por fin, ejecutan extrañas danzas y dan lugar a complejas estructuras en movimiento que siguen las líneas de los campos magnéticos y que se pierden en la atmósfera solar. De hecho, justo al día siguiente de las dos primeras erupciones el plasma extraordinariamente caliente de la corona se enfrió, condensándose a lo largo de los fuertes campos magnéticos alrededor. Campos que, por sí mismos, resultan invisibles, pero que aparecen en el rango del ultravioleta cuando el plasma solar se mueve a través de ellos, a casi 50.000 grados de temperatura. Pero la erupción del 19 de julio de 2012 fue diferente a todas las demás. De hecho, se produjeron tres erupciones seguidas y en la misma zona de la superficie del Sol (que nada tiene que ver con las manchas referidas). La primera tuvo una fuerza moderada y generó todo un espectáculo de luz y radiación. La segunda produjo una CME y envió una enorme cantidad de plasma al espacio. Y la tercera, consecuencia de las otras dos, dio lugar a un bello fenómeno que los astrónomos llaman «lluvia coronal».