Revista Cultura y Ocio
Hace poco escribí sobre la maternidad como virtud humana, y al referirme a ella fuera de ese contexto, hice mención de su misterio. También lo es el Espíritu de la Navidad. Es un misterio que imagino que empezó a sentirse en la tierra desde la víspera del nacimiento del pequeño Redentor. Ese mismo Espíritu nos visita e inunda nuestros hogares, nuestras vidas, nuestros pensamientos y sentimientos cada año. A partir de ese concepto, espíritu navideño es una virtud que, como otras, la gente posée en mayor y menor grado. Lamentablemente hay gente que simplemente no la tiene o no "lo siente".
Igual que otras virtudes, ésta tiene consecuencias notables. La época de navidad es muy esperada por muchos; sobretodo los niños. Para los católicos, litúrgicamente, este periodo es antecedido por un periodo de preparación que se llama Adviento. Por un lado se adorna la casa; por otro lado se limpia el espíritu propio al acudir a la confesión y perdonando a quienes nos han ofendido, asi despojándonos del rencor y de la culpa. Esto abre espacio para albergar al Espíritu de la Navidad y su júbilo. Se ofrecen regalos, se cocinan las mejores comidas del año, se pone un arbolito dentro de los hogares, como símbolo de la navidad. Cantamos villancicos y acudimos a las posadas para conmemorar el nacimiento de Jesús. Es un periodo de perdón y reconciliación; de dar y recibir generosamente, y practicar la caridad hacia los menos afortunados.
El punto cumbre de la navidad ocurre el 24 de Diciembre en la noche, en un periodo conocido como La Víspera de la Navidad, o Noche Buena. Cerca de las 12 de la noche se ofrece la primera misa, o "misa del gallo", en la que se festeja con gran alegría y energía el nacimiento del Niño Dios. También se ora especialmente por la paz mundial. El 25 de Diciembre es un día especial para la familia, en casa. Se respira un ambiente de paz como en ningún otro día del año. La navidad consolida el valor de familia, asi como el nacimiento de nuestros niños apuntala los cimientos de nuestro hogar. Ese espíritu familiar proviene del ejemplo divino y humano de la Sagrada Familia.
La época navideña termina el 6 de Enero, fecha en que se conmemora la llegada de los Reyes Magos. Al coincidir la Navidad con el año nuevo, también se celebra la llegada del nuevo año con el mismo espíritu navideño (arriba descrito). Se da gracias en oración por un año más de la humanidad, y se brinda con gozo por el año que empieza.
Resumiendo todo lo descrito se hace evidente que el Espíritu de Navidad es una virtud y un valor importante. Se fortalece el valor familiar que la sociedad tanto necesita. Se practica el perdón, la reconciliación y la caridad. Se ejercita la espiritualidad. Se renueva la fachada del hogar. Se ora por la paz mundial. Se hacen votos por un año mejor. Se da gracias por el año vivido. Se canta y se celebra. Esta es una virtud que hay que cultivar e inculcar responsable y meditadamente en nuestros niños, para quienes la Navidad es la más bella y especial época del año.
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