Aburrido de ver lo que veo, de oír lo que oigo, conversaciones insustanciales que chirrían idiotez y anulan mis sentidos, de hacerles caso. Observo gente andando que no tiene donde ir, o que no sabe a dónde va… que deambulan absortos en sus móviles de última generación, incapaces de sentir ni ver, mas allá de los pocos centímetros que les apartan, de esos cacharros que se han hecho indispensables e inseparables para nosotros.
Pocos niños veo jugando en parques, sin roña que limpiar para sus padres, señal de que ahora disfrutan más de videojuegos idiotizadores que los anulan por completo, dejándolos a merced de imperios que imponen su ley, aderezándolos de una dosis adictivas de agresividad y competitividad, sin moverse del sitio.
Poca televisión queda que merezca la pena, aquí la cuota de adoctrinamiento roza lo inhumano, pero seguimos sucumbiendo a su poder, erre que erre, la caja tonta sigue ejerciendo su dominio,
Sigue costando escuchar un “Buenos días, o un gracias” o quizá algo tan sencillo como mirarnos a los ojos sea ha convertido en anormal, Tocarnos, rozarnos o abrazarnos, ya casi está tachado de abuso sexual o cualquier pensamiento de desviación.
El aburrimiento es de alguna manera el más sublime de los sentimientos
Así que si, me aburre esta sociedad, o parte de ella, que vive anclada en la queja por la queja, pero que la mira con distancia, con despreocupación, absorta en sus quehaceres rutinarios, que justo, dan para sobrevivir nada mas.
Parece que dejamos poco espacio para improvisar, para simplificar nuestras vidas y dar así la espalada a todas esas imposiciones comerciales que nos mejoran , sino que nos hacen más esclavos de ellas, ya que nada sacia del todo el deseo de posesión, que nos van imponiendo desde nuestra infancia.
Cansancio, desgana, hastío, apatía, inapetencia, indiferencia, hartura, tedio, disgusto, fastidio, pesadez, sopor, ¿Cuál os gusta más?
Caminar, ver amanecer, escuchar música, leer,¡ES GRATIS!
Pero nada está perdido, de ti, sólo de cada uno de nosotros depende revertir lo, nos han educado de una manera determinada, cómo nuestros padres han podido o sabido, pero ya somos adultos y responsables para decidir cambiar y elegir algo distinto si no estamos satisfechos.
Hay un reducto de personas, que con su ejemplo, nos hacen concebir esperanzas de que se puede vivir sin tanta estupidez, son anónimos y las encontramos por cualquier sitio, no en televisiones, ni farándulas.
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