Revista Cultura y Ocio
Sex Museum han editado en el último tercio de 2018 su nuevo disco titulado Musseexum. Un trabajo que recoge a las muchas bandas que son ellos y que confluyen en una sola. Cuatro años después de Big City Lies se conserva la llama encendida indómita de este quinteto madrileño donde el rock psicodélico y el rock ácido y salvaje siguen campando a sus anchas a lo largo y ancho del álbum. Es una muestra más de su tozudez insistencia a lo largo del tiempo, y este disco es otra muestra de ello. Fernando Pardo a la guitarra, Miguel Pardo a la voz, Marta Ruíz Perdiguero a los teclados, Javi Vacas al bajo y Loza a la batería, es una irrompible formación desde hace ya más de 18 años. Todos componen, es una banda donde todos aportan y eso se nota, hace a la formación siempre más rocosa.Es díficil encontrar a una formación que se reinvente como lo hacen ellos, ya que después de más de treinta años de trayectoria eso no es nada fácil, volver a dar otro golpe maestro y dejar claro que lo suyo es una carrera de fondo de muy alto nivel.
El disco comienza con Dopamina, un tema instrumental marca de la casa de Marta donde su Hammond manda en la melodía, donde le arropan la base rítmica y la guitarra. First times es un rock total con mucho ritmo y la voz de Miguel es impresionante, la banda a mil revoluciones. Breakin' the robot fue el single elegido, con cierto tono psicodélico, metiendo un ritmo desde el inicio descomunal, y con un estribillo adictivo y ácido. Plummed serpent es un tema muy Deep Purple donde Marta recuerda a Lord, mucha psicodelia y rock, mezcla perfecta. Riots es un tema que me lleva a su primera época, mucho ritmo en una pieza bestial sin descanso. Horizons es más pop-rock con estribillo pegadizo y un ritmo de la guitarra de Fernando muy acertado. Break out vuelve a la psicodelia, tema más oscuro pero muy atrayente y donde Loza está especialmente acertado en su labor. Lucky Man vuelve al pop-rock divertido y alegre, onda sixtie con cambios de ritmo bestiales y gran estribillo.Microdosis es el tema en castellano del álbum en el que los teclados imponen su ritmo, pero donde hay un claro toque ochentero, y se me emparentan con los últimos Muse y en la parte instrumental con Van Halen. Shine vuelve al rock sin compasión y Fernando vuelve a ser protagonista con sus riffs mientras Miguel está otra vez soberbio. Walking in my grave es la versión de Dead Moon que ya hacían en directo y que hacen completamente suya, y que llevan a su terreno. Outsider es rock más clásico y de manual, con un ritmo infernal en la sección rítmica, más leña al fuego. Soldier doll termina el trabajo con un riff de guitarra que manda y la banda despachando un rock sin concesiones sublime para finalizar.
En definitiva un disco que pasa a engrosar esa lista de imprescindibles, no solo de la propia banda, sino del rock patrio y que dentro de unos años se echarán de menos, porque con gran pena no les veo sucesores.
Os dejo con la versión de Walking in my grave interpretada hace justo un año en la Sala El Sol.