Aprovechando esta ola de frío que está invadiendo España, Europa y otras partes del mundo, hoy voy a hablar de una “pócima” maravillosa para prevenir y tratar la piel, (incluyendo los labios y hasta el cabello), de las adversidades del tiempo que, a no ser que nos protejamos bien, hacen mella en la piel. Esta maravilla en cuestión se trata de la manteca de Karité.
La manteca de Karité (en inglés “Shea butter“) es una grasa extraída del fruto maduro que produce el árbol del mismo nombre, que crece en las sabanas de numerosos países del África central. (Como curiosidad, el nombre de karité significa árbol de mantequilla).
La manteca de Karité es un excelente regenerador celular natural con grandes propiedades hidratantes, nutritivas y suavizantes adecuado para todos los tipos de piel, incluso las pieles grasas, ya que no es comedogénica (no produce granitos) y hasta las más sensibles, por sus propiedades protectoras y anti-irritantes y calmantes.
En su composición destacan los ácidos grasos insaturados, ácidos palmítico, esteárico, oleico, linoleico entre otros y un alto contenido en vitamina F, (componente imprescindible de las membranas celulares). La carencia de esta vitamina se manifiesta por la descamación en la piel y la sequedad en uñas y cabello.
Las propiedades y aplicaciones de la manteca de Karité son muchas:
Proporciona una extrema hidratación, nutrición y elasticidad en la piel.
Protege de las agresiones externas (frío, viento, nieve, sol, agua salada o clorada).
Evita la descamación cutánea.
Previene y cura la dermatitis del pañal.
Ayuda a prevenir las estrías (ideal para embarazadas) y el envejecimiento de la piel.
Elimina las durezas de codos y talones.
Ayuda a tener las uñas sanas y fuertes.
Recupera el brillo, docilidad y la sedosidad de los cabellos secos, teñidos, decolorados o permanentados.
Por sus propiedades anti-irritantes, es recomendable su uso después del afeitado o depilado.
Es también ideal como crema para los labios (atención a los que tengáis los labios “cortados” por el frío).
En el mercado podéis encontrar manteca de Karité pura envasada. No debe haber mucha diferencia entre las diferentes presentaciones que encontréis, ya que es manteca pura ( pero, ¡ojo! mirad bien la composición en el envase, ya que no todo lo que se anuncia como “manteca de karité” está compuesto 100% de esta manteca), por lo que solamente variará la marca comercial y la procedencia del producto.
Una vez tengáis la manteca de Karité en casa, la podéis aplicar directamente como crema o mascarilla corporal y/o capilar. Para esparcirla más fácilmente por el cuerpo y cabello, es aconsejable fundirla previamente en la palma de las manos.Si os apetece, también podéis hacer vuestras propias cremas nutritivas, mezclando la manteca de Karité con aceite de rosa mosqueta o algunos otros aceites esenciales. Simplemente tenéis que derretir la manteca de Karité al baño maría (sin que llegue a hervir) y añadir los ingredientes seleccionados mezclando bien (podéis buscar alguna receta por Internet). Se envasa y listo. Habréis obtenido una maravillosa crema super-hidratante y nutritiva.
¿Y vosotros? ¿Habéis probado la manteca de Karité? ¿Compráis alguna en especia? ¿O la fabricáis vosotros mismos en casa? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!!Besos desde mi blog!!!!