Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010.
El nombre de Mario Vargas Llosa, aparece prácticamente cada segundo en los medios del mundo; también, en una miríada de textos virtuales que se apilan cada segundo como la nieve: la Internet. Justamente, es en este escenario en que se ha dado recientemente un episodio que salpica el prestigio y la reputación mundial del Nobel de Literatura peruano-español, Mario Vargas Llosa.
A Mario Vargas Llosa, autor de La Fiesta del Chivo, La guerra del fin del mundo y La Ciudad y los perros, entre otras obras maestras, se le atribuye el ominoso artículo, que llega por entre las tumultuosas aguas del ciberespacio como un mensaje dentro de una botella. Resulta que en el texto titulado Si lloro por ti Argentina, un escritor anónimo y atrabiliario, se hace pasar por el prestigioso autor, consiguiendo timar a varios incautos.
El tema del escandaloso artículo, versa sobre la situación política de Argentina, actualmente en cabeza de la presidenta Cristina Fernández, heredera espiritual del kirchnerismo. Adjetivos denigrantes, adverbios incendiarios y toda suerte de increpaciones sobre el nuevo socialismo latinoamericano, que para el “autor”, parece expandirse como una metástasis por el continente, ha dejado mal parado al ex ministro Fernando Londoño Hoyos, por un garrafal error de escasa verificación de fuentes en su programa matinal en Radio Red.
Londoño, ex ministro de Justicia de Álvaro Uribe Vélez y conductor del programa La Hora de la Verdad, que se ha convertido en bandera ideológica del conocido Centro Democrático —apéndice del Partido Conservador Colombiano—, ha publicado en su página el texto íntegro, replicado incluso por el propio Uribe en su cuenta de Twitter, siendo eliminado sin embargo, un par de horas después estallar el escandaloso incidente.
Fernando Londoño Hoyos
En comunicación telefónica con Londoño Hoyos Vargas Llosa, desde París, ha dicho que tal vez lo más condenable de este incómodo asunto, sea la imposibilidad de dar con los directos responsables. Que un escritor de su reputación, con libros como Conversación en La Catedral, y a la fecha uno de los principales exponentes de la literatura en lengua castellana en el mundo, pueda pergeñar un texto donde la virulencia sobrepasa las mínimas normas estilísticas y compositivas, causan justo espanto por la sospecha siquiera, de su autoría en semejante adefesio. «Es la segunda vez que me pasa», ha dicho Vargas Llosa.
Este episodio se repite la anécdota en la que a García Márquez y Borges, por citar un par de autores, les han atribuido textos mediocres. El ejemplo perfecto de cómo el chisme deja impronta en la imaginación popular, diría nuestro Nobel colombiano. La gente de a pie, la que escucha de los escritores tan solo el nombre, pero que no quiere ni le interesa leer su obra, asocia desde ese momento y para siempre, al escritor con el texto. Así el daño ya está hecho.
Antes muchos textos anónimos se convertían en clásicos, yendo de boca en boca por pueblos y naciones, gozando de gran reputación. Borges dijo alguna vez que en el Medioevo, se valoraba la tradición; lo nuevo no tenía el prestigio que tiene ahora. En un mundo donde la tecnología está a órdenes de la imbecilidad, plagiar, tergiversar, engañar y timar, resulta negocio rentable para muchos, que desconocen el grave daño moral que causan a los escritores.
En fin. Quién sabe a dónde nos lleve todo esto…
Fernando Londoño entrevista a Mario Vargas Llosa