Por Marina La Forgia
Una cepa versátil como la Syrah parece haber encontrado un nuevo y confortable terruño en tierras sicilianas. Al menos el descubrimiento de dos excelentes exponentes de esta variedad con sello IGT Sicilia me hacen suponer que en esa bella región del sur de Italia hay mucho más para descubrir además de la autóctona Nero d’Avola. En el rango de precios en el que suelo moverme para comprar mis vinos de media gama, a los que llamo “pequeños placeres de fin de semana” que me doy junto a mi esposo para dar por finalizadas las intensas semana de rutinas y responsabilidades, encontré estos dos vinos deliciosos:
Itynera Syrah - $ 15.95 SAQ
¡Nunca mejor escogido su slogan “un viaggio alla ricerca del meglio”! Un vino efectivamente de gran calidad, que nos permite “viajar” con los sentidos hacia las mejores sensaciones. Además de su característico color violáceo intenso, este Syrah responde con genuinidad a la tipicidad. Aromas de frutos rojos, especias aromáticas como el romero, la salvia, algunas notas de pimienta, cuero y menta me sedujeron al instante. Fue en boca donde he comprobado fehacientemente que el vino es absolutamente intenso, carnoso y sabroso. Una vez más la fruta roja bien madura está presente y el paladar queda envuelto en un sinfín de sabores que se suceden con notas mentoladas que refrescan. La acidez es absolutamente equilibrada, los taninos bien integrados y el final ligeramente caluroso nos indica que es un vino de graduación alcohólica elevada. A tener realmente en cuenta, ideal para acompañar unas chuletas de cordero, o cualquier otra carne roja con hueso y a las brasas. MLF
Baglio di Pianetto Syrah - $ 18.40 SAQ
Este vino quizás excede un poco la franja de precios a la que estoy habituada, pero quise darme la oportunidad de degustarlo. La cosecha disponible en la SAQ actualmente es la 2011 y debo reconocer que su precio bien lo vale, es un vino delicado y elegante. Un Syrah bien diferente si tomamos en cuenta esta fineza que he encontrado particularmente en este vino, aunque los rasgos típicos de la variedad son igualmente notorios y bien fáciles de identificar: las notas especiadas, los aromas ahumados y los resabios de fruta madura aparecen con delicadeza en una primera nariz. Al repetir el ejercicio del olfato, con ciertos minutos de oxigenación, el vino parece despertar de su dulce sueño para ofrecernos todo lo mejor. En boca sigue siendo elegante, aunque yo lo llamaría “esbelto”. Tiene un final entre dulce y especiado muy particular y agradable. Equilibrado en todos sus aspectos, un vino para descubrir o para regalar. Me atrevo a decir que es un vino acomodante, que agradaría a todos los paladares y que puede acompañar una gran cantidad de platos principales. MLF