Desde que leyera casualmente “Las mujeres sabinas” (The Sobbin’ Women), cuento corto perteneciente a la colección de historias “Thirteen O’Clock: Stories of several worlds” escrita en 1937 por el autor neoyorkino Stephen Vincent Benét, el productor norteamericano Jack Cummings andaba tras la idea de llevar esta singular historia a la gran pantalla en forma de musical, género que se había convertido ya en su especialidad.
Pese a ser el sobrino de Louis B. Mayer, presidente de la MGM, Jack Cummings empezaba en la compañía como chico de los recados y llegaba a convertirse en productor en 1935 firmando como tal títulos como “La fuga de Tarzán”, “La nueva melodía de Broadway”, “Los hermanos Marx en el Oeste”, “Escuela de sirenas”, “Bésame, Kate”…
… y “Tres chicas con suerte”, musical dirigido por Stanley Donen, el hombre que Cummings necesitaba para inferirle a este proyecto la vitalidad y frescura que requería su idea.
Stanley Donen debutaba con 17 años como bailarín en Broadway. En 1949 se le presentaba la oportunidad de dirigir, junto a Gene Kelly, “Un día en Nueva York”, título al que seguirían otros en su filmografía como “Bodas reales”, “Cantando bajo la lluvia” o “Tres chicas con suerte” antes de estas “Siete novias para siete hermanos”. Más adelante, Donen nos regalaría otros clásicos como “Siempre hace buen tiempo”, “Una cara con ángel”, “Indiscreta”, “Charada”, “El pequeño príncipe” o “Movie, movie”.
Albert Hackett y Frances Goodrich, reconocido matrimonio de guionistas, firmaban el guión para este nuevo proyecto basado en “The Sobbin’ Women”. Y Donen accedía encantado a formar parte de él.
"Bless your beautiful hide"
La extraordinaria voz de barítono de Howard Keel era descubierta en 1946 por el libretista estadounidense Oscar Hammerstein II, quien le llevaba de inmediato a Broadway. Keel iniciaba su carrera cinematográfica en 1948, haciéndose poco a poco familiar a toda pantalla con títulos como “La reina del Oeste”, “Magnolia”, “Bésame, Kate” o “Rose Marie”.
Como Adam, el mayor de estos siete hermanos Pontipee, Keel nos maravillaba en todas y cada una de sus canciones.
“Wonderful, wonderful day”
Tras ser una niña prodigio que cantaba en un programa radiofónico de Portland, su ciudad natal, Jane Powell debutaba en el cine en 1944, apareciendo después en más de una decena de títulos entre los que se encontraban “Adorable coqueta”, “Bodas reales” o “Una chica de pueblo”. A través de su Milly de “Siete novias para siete hermanos”, y de su maravillosa voz de soprano, nos llegaban también preciosas melodías.
“Goin’ courtin’”
Jeff Richards era Benjamin. Jeff había sido jugador profesional de béisbol antes de pasar al mundo de la actuación. En el cine desde 1948, había ya aparecido en títulos como “Belinda”, “Trece por docena” o “Cautivos del mal” antes de “Siete novias para siete hermanos”. Jeff era el único de los hermanos que no bailaba.
Matt Mattox nos presentaba a Caleb. Para dar vida a este personaje, Matt fue llamado de Broadway. Había ya debutado en la gran pantalla en 1935 y llevaba ya tras de sí títulos como “Ziegfeld Follies”, “Hasta que las nubes pasen”, “Letra y música”, “La viuda alegre”, “Los caballeros las prefieren rubias” o “Melodías de Broadway”. Tras “Siete novias para siete hermanos” apareció también en “Luces de candilejas” y “Ellos y ellas”.
A Daniel le conocíamos a través de Jacques d’Ambroise, bailarín del prestigioso New York City Ballet que debutaba a toda pantalla con estas “Siete novias para siete hermanos”. Dos años después, Jacques aparecía también en “Carrusel”.
“Sobbin’ women”
Marc Platt era Ephrain. Figura destacada del Ballet Theatre, Marc llevaba en el cine desde 1941, y el público americano ya le había visto también en “Esta noche y todas las noches” o “La diosa de la danza”. Tras “Siete novias para siete hermanos” le veíamos también en “Oklahoma!”.
Tommy Rall daba vida a Flo (Frank en el original). Tommy también fue llamado de Broadway y llevaba en el cine desde 1942 con títulos como “La estrella del norte”, “Ziegfeld Follies” o “Bésame, Kate”. Tras “Siete novias para siete hermanos”, Rall nos dejaría también su maestría en otros títulos como “Mi hermana Elena”, “Invitación a la danza”, “Loco por el circo” o, más recientemente, “Dinero caído del cielo”.
Y Russ Tamblyn interpretaba a Gedeón, el menor de los siete hermanos Pontipee. Tamblyn debutaba en la gran pantalla con tan sólo catorce años en “El muchacho de los cabellos verdes”, título tras el cual llegarían otros como “Sansón y Dalila”, “Capitán Carey”, “El padre de la novia” o “El padre es abuelo”. Tras “Siete novias para siete hermanos”, donde nos demostraba con creces sus tremendas cualidades como bailarín acrobático, Russ daba vida al otro personaje crucial de su carrera cinematográfica: su magnífico Riff de “West Side Story”. Y en los años 90 volvería a conquistarnos, esta vez con un personaje televisivo: su Dr. Lawrence Jacoby de la serie “Twin Peaks”.
“House-raising Dance”
El neoyorkino George Folsey firmaba la extraordinaria fotografía de “Siete novias para siete hermanos”. Folsey llevaba en el cine desde 1919 y un buen número de títulos a sus espaldas entre los que cabría destacar “Los cuatro cocos”, “El gran Ziegfeld”, “Las chicas de Harvey”, “La costilla de Adán” o “Melodías de Broadway”.
El montaje de “Siete novias para siete hermanos” corría a cargo del canadiense Ralph E. Winters, a toda pantalla desde 1941 y ya con títulos como “El hombre delgado vuelve a casa”, “Mujercitas”, “Un día en Nueva York”, “Quo Vadis” o “Bésame, Kate”.
Hugh Hunt y Edwin B. Willis se ocupaban de los múltiples y maravillosos decorados…
… que un exquisito Frank Wesselhoff se encargó de pintar. En el cine desde 1943, Frank ya había dejado su arte, entre otros muchos títulos, en “La cadena invisible”, “Escuela de sirenas”, “El retrato de Dorian Gray”, “Levando anclas”, “El cartero siempre llama dos veces”, “Tres padrinos”, “La costilla de Adán”, “La jungla de asfalto”, “Un americano en París”, “Caravana de mujeres” o “Melodías de Broadway”. Un artista con mayúsculas.
La película se completaba con el diseño de vestuario de Walter Plunkett y Charles Arrico…
… la espléndida dirección artística a cargo de Cedric Gibbons y Urie McCleary…
… y, por supuesto, la magistral banda sonora compuesta por dos genios en este terreno: Johnny Mercer y Gene de Paul.
De Paul, antiguo pianista y cantante, había ya compuesto infinidad de canciones para películas. Mercer, por su parte, era bien conocido por el carácter nada ortodoxo de sus letras. Unidos nos ofrecieron una banda sonora realmente insuperable.
Y no nos olvidemos de un imprescindible Michael Kidd, extraordinario bailarín y genio de la coreografía tanto en Broadway como en Hollywood que en esta película llegaba a convertir su trabajo en obra maestra. Al año siguiente, Kidd sería uno de los tres actores protagonistas de otro clásico musical dirigido también por Stanley Donen: “Siempre hace buen tiempo”. Más adelante, y una vez más dirigido por Donen, Michael aparecía también en “Movie, movie”.
Dorcas, Ruth, Martha, Sarah, Liza y Alice eran las otras seis novias…
“June bride”
… interpretadas, respectivamente, por Julie Newmar, Ruta Lee, Norma Doggett, Betty Carr, Virginia Gibson y Nancy Kilgas.
“Spring, spring, spring”
Completaban este musical reparto otros nombres como Ian Wolfe (Reverendo Allen), Russell Simpson (Mr. Bixby) o Marjorie Wood (Mrs. Bixby). Y Howard Petrie, Earl Barton, Kelly Brown, Matt Moore, Dick Rich, Ann Baker, Billy Dix…
Producción de Jack Cummings para la Metro-Goldwyn-Mayer, “Siete novias para siete hermanos” (Seven brides for seven brothers) se estrenaba el 22 de julio de 1954.
Entre otros premios y nominaciones le fue otorgado el Oscar a la mejor banda sonora, siendo también nominada en las categorías de mejor película, guión, fotografía y montaje.
Y ahora, cómo no, os añado unas pocas curiosidades. Como el que la película se fuera a llamar en un principio “The Sobbin’ women” y los ejecutivos finalmente pensaran que la audiencia no se iba a mostrar interesada con este título. Entonces se pensó en “Una novia para siete hermanos”, y fue entonces a los censores a los que no le pareció buena idea.
Aún hay más… Para darle mayor espectacularidad, se decidió rodar en el formato Cinemascope, convirtiéndose en la primera película de la MGM rodada en este formato.
También os puedo contar que la MGM llegó a esperar hasta cinco años para adquirir los derechos de la historia corta de Stephen Vincent Benét. O que la propia productora consideraba esta película como de serie B y por ello le restringió bastante el presupuesto, obligando a Stanley Donen a utilizar telones pintados en lugar de rodar en paisajes naturales.
Y, en el apartado musical, debéis saber también que el productor Jack Cummings originalmente planeaba utilizar para la banda sonora canciones americanas ya existentes. Tras meses buscando se decidió finalmente por una partitura original. Incluso el mismísimo coreógrafo Michael Kidd rechazó inicialmente el proyecto y cambió inmediatamente de opinión al escuchar la banda sonora… Y es que no era para menos.
“Lonesome polecat”
A mi padre, por ser su película favorita.
“Uuuuh, uuuuh, uuuuh, uuuuh, uuuuh, uuuuh, uuuuuuuuuh…”