No sé si será casualidad, pero antes de que me enterara de que Simple Minds van a estar de gira con sus 5 primeros discos en los próximos meses, ya tenía en mente abordar la estela de esta banda escocesa, la cual ha tenido poco tratamiento en el blog hasta la fecha. El único artículo que hemos dedicado al grupo corresponde a la revisión de uno de sus últimos discos, el muy válido “Black And White (050505)” del año 2005.
Sin embargo, para más casualidad, el disco que tenía pensado recuperar, y de hecho recupero para el presente artículo, corresponde a ese quinteto de obras recuperadas para la gira actual del grupo, siendo el 5º trabajo de estudio de la banda, el que quizás les permitió un avance mayor de cara al éxito que conseguirían un par de años más adelante.
Desde sus orígenes derivados del punk, en los días en los que el grupo se hacían llamar Johnny And The Self-Abusers, Simple Minds mostraban una evolución sonora imparable que les llevó a editar aquel debut “Life In A Day” en el que se apreciaba algún lejano regusto punk de sus inicios, para posteriormente comenzar a introducir otro tipo de inquietudes vanguardistas y experimentales en el siguiente “Reel To Real Cacophony”, las cuales estallaron en el 3er. álbum, de corte algo más oscuro y bailable “Empires And Dance” (impagable título y portada del mismo).
Se siguió aproximando esa evolución en el pack que suponen el ep “Sisters Feelings Call” y el álbum “Sons And Fascination”, pero lo que sería el conseguir el producto acabado y perfeccionado, equilibrando parte comercial e inquietudes experimentales se rubricaría en el disco “New Gold Dream (81/82/83/84)”, que en su día no pasaría, pero cualquiera que vea ahora su título puede llevarse a extraños pensando que es un recopilatorio de sus trabajos de 1981 a 1984, cosa no lógica cuando salió a la venta ya que su edición fue en 1982.
Aquí vendrían los primeros éxitos comerciales y mayoritarios del grupo liderado por el vocalista Jim Kerr, perfectamente escudado principalmente por el guitarrista Charlie Burchill y el teclista Michael McNeil. La culpa la tendrían sobre todo “Promised you a miracle” y “Glittering prize”, pero pensar que “New Gold Dream (81/82/83/84)” es simplemente el disco al que pertenecen estos 2 temazos sería un error. Hay muchas cosas interesantes en su interior, joyas ocultas, que pasaremos a desgranar ya mismo.
Se comienza con el predominio de los teclados melancólicos de McNeil al servicio de un Jim Kerr ajustado a esas sensaciones que transmite la melodía en “Someone, somewhere in summertime”. Se trató del 3er. single en discordia, y en todo caso es un pequeño clásico por lo general bastante celebrado por los seguidores acérrimos de Simple Minds. Quizás su estribillo, consistente en el título del tema, no me parece del todo adictivo, pero las melodías de los teclados de McNeil son algo a muy destacar dentro de este notable tema. El experimentalismo sigue presente en el grupo, lo cual se puede ver en la posterior “Colours fly and Catherine wheel”. Los ejercicios sintéticos, esqueléticos y espasmódicos que a ratos podíamos apreciar en “Reel To Real Cacophony” alcanzan aquí su punto álgido y perfeccionado, en una canción sinuosa y misteriosa, pero que extrañamente me transfiere una luminosidad bastante chocante a priori. En todo caso, no podemos negar que el enfoque de este 2º corte de “New Gold Dream (81/82/83/84)” resulta elaborado y para nada evidente. Nos encontramos ahora con uno de los clásicos que han permanecido realmente en el tiempo del álbum. “Promised you a miracle” destaca principalmente por el papel de McNeil y esas notas tan rimbombantes de sus teclados y el éxtasis vocal transmitido por Jim Kerr al micrófono. No obstante aquí el bueno de Burchill tiene algunas partes de guitarra que suma matices rock al tema y que puede anticipar los siguientes pasos que daría el grupo en su posterior disco “Sparkle In The Rain” y el masivo “Once Upon A Time” en los que las cuerdas del guitarrista del grupo alcanzarían un mayor protagonismo. Estamos en todo caso ante un tema muy animado, que deriva del espectro que ya nos mostró el grupo en la acertadísima y poco valorada en su día “I travel” de su 3er. trabajo “Empires And Dance”. Llegamos a la primera verdadera joya oculta, que no es otra que “Big sleep”. Es un tema maravilloso que realmente si nos detenemos a ver su enfoque, puede derivar simplemente de quitarle el exceso de dramatismo que quizás tuviera “Someone, somewhere in summertime” y añadirle algo más de misterio en su melodía. A ratos el tema transmite un hipnotismo y trance interesantísimo de experimentar si escuchan el disco en algún momento de relax en sus casas. En la 5ª sección de la obra se da paso a un interludio como podría resultar “Colours fly and Catherine wheel”, pero en este caso completamente instrumental titulada “Somebody up there likes you”. Estamos ante una composición de lento ritmo, a ratos envolvente y que no pierde el carácter principal de la obra en su parte instrumental, el cual no es otro que el importantísimo papel de las melodías misteriosas creadas por McNeil en la parte electrónica.La canción título es de las que mayor carga instrumental y utilización de recursos tienen del disco, ofreciendo un ritmo continuado y trepidante muy bailable y aceptable para situarse en la mitad del conjunto de temas que forman parte del trabajo al que concede nomenclatura. Se presenta ante nosotros en el 7º lugar la canción que me abrió el camino a Simple Minds. “Glittering prize” es una maravilla desde su inestimable línea de bajo hasta las saltarinas notas de los teclados, sin dejar de lado a un ajustado Jim Kerr en las tareas vocales, alejado de estridencias que se le podrían echar en cara en otras ocasiones; aquí Jim está hecho a la medida de las exigencias del tema. El nivel de emotividad transmitido por la pompa en la que se le envuelve a la composición en su estribillo es una maravilla. Ese “Ilumina, ilumíname con la luz, en toda mi vida, así podré ver más…” del inicio es de una fuerza tremenda. Las cuerdas de guitarras y bajo tienen una gran importancia en perfecta armonía con la parte electrónica. Personalmente Simple Minds allá por comienzos de milenio, cuando les conocí con la repetición una y mil veces del clip de “Don’t you forget about me?” en la Vh1, me caían algo mal, pero sin embargo fue dar con este tema y su impactante y dorado videoclip (muy acorde con el título del tema) y no pasaría mucho tiempo hasta que me decidiera a comprarme su recopilatorio doble de aquellos días “The Best Of Simple Minds”, editado en 2001. ¿Quizás mi tema favorito de los escoceses? A ratos, seguramente. La otra joya oculta del disco para mi gusto es “Hunter and the hunted”, que llega justo tras “Glittering prize”. Su comienzo es sensacional, con esa base rítmica de batería a paso marcial, que le da un empaque y rotundidad al tema fabuloso. Los acordes de las guitarras de Burchill se dibujan inconexos sobre esa base de batería a la que la producción confiere la importancia principal de la pista. La sensación de misterio vuelve a estar presente en esta maravilla sonora, terminando de dibujar una estela compacta al conjunto del disco. El final lo supone “King is white and in the crowd”, la cual se comporta dignamente con cierre, sin buscar robar el protagonismo a los clásicos de la obra ni tampoco a su solemne predecesora “Hunter and the hunted”. No obstante, su papel en el 9º escalón es básico de cara a darle el cierre correcto, ya que el tema está en perfecta consonancia con el resto de la obra, siguiente su estela sonora de forma fiel. Su enfoque vuelve a estar cercano al de “Colours fly and Catherine wheel”, ya que su ritmo no es tan trabajoso y menos continuo que el ofrecido por ejemplo por la penúltima canción. A ello ayudan ciertos desgarros vocales y gritos perdidos con los que Kerr se hace cargo de la canción. Una composición larga (como muchas que forman parte de “New Gold Dream (81/82/83/84)”), la más extensa de la obra, que aúna los sonidos predominantes en el disco y el toque experimental de los Simple Minds en sus 5 primeros discos.
Señalar que con este trabajo Simple Minds situó por 1ª vez en su trayectoria 2 singles en el top 20 del Reino Unido y que el disco en sí hizo podium en la lista de los álbumes más vendidos, sirve de sobra para calibrar la importancia de “New Gold Dream (81/82/83/84)”. De aquí en adelante y hasta que una pieza clave como McNeil se marchara en el año 1990, los escoceses vivirían sus tiempos más gloriosos. Primero, continuarían el buen ánimo con un disco más rockero como fue “Sparkle In The Rain” con ejemplos tales como “Waterfront”. No obstante, este disco de 1984 seguiría siendo una aproximación al éxito.
La perfección vendría asociada a “Once Upon A Time”, su 7º disco (número tradicionalmente de la suerte), que es el considerado álbum para toda la familia. Aquí ya no hay lugar para experimentaladas, que quizás vivirían su último y glorioso capítulo en el ítem que hoy hemos revisado. Con temas como “Alive and kicking”, “All the things she said” o “Sanctify yourself” el grupo estaría en boca de todo el mundo y firmarían 1985 como su año de mayor impacto mediático. En aquellos días, gracias a la banda sonora de “El Club De Los Cinco” con su versión de “Don’t you forget about me?”, el grupo rubricó su subida a la cúspide internacional musical.
Serían los días en los que más se compararían a Simple Minds con U2 y más semejanzas se buscaban entre Bono y Kerr en sus tareas vocales. No seré yo quien reniegue de un disco pluscuamperfecto como es “Once Upon A Time” (de hecho me encanta), el cual además de sus grandes singles ofrece una razonable de temas menos conocidos en su regazo como son las fabulosas “Oh jungleland” o “I wish you were here” (nada que ver ni una ni la otra con Springsteen o Pink Floyd respectivamente, no se me confundan), pero sin embargo me quedo con el trabajo que hoy protagoniza el post.
Ya saben la mayoría de ustedes que uno es admirador de lo enrevesado y no es que este disco de portada tan llamativa, con ese destello y esa cruz con toques medievales que proseguirían en el siguiente “Sparkle In The Rain”, sea excesivamente raro, ya que en ese apartado le ganan el 2º, 3er y 4º disco de Simple Minds. No obstante, precisamente por eso creo que combina el comienzo de un enfoque más abierto y el experimentalismo a partes iguales de forma inmejorable. Ahí reside su fuerza. No es una obra por tanto excesivamente complicada y le pueden hincar el diente sin mayor problema.
Recuerdo que en su día, cuando aún estaba despejando mis dudas o manías hacia Simple Minds, vi este disco en la serie media del Alcampo de Torrejón de Ardoz a un precio de 6 euros y unos céntimos, junto a otras joyas como “Invisible Touch” de Genesis o “Dare” de la Human League; todos ellos catálogo de Virgin. Sin embargo, no me lo compré en su día y es uno de mis errores de coleccionismo que no me perdono. Curiosamente, un buen amigo mío tuvo una experiencia parecida con “Sparkle In The Rain”. Personalmente desde entonces cuando veo una oferta no la dejo pasar, que si no luego te estás arrepintiendo una eternidad. Consíganlo cómo sea, pero les recomiendo que le den una pasada y que si lo ven con buenos ojos se animen en febrero a acudir a ver a Simple Minds repasar el repertorio de sus 5 primeros discos en directo. Yo aún no tengo mi entrada, pero creo que no tardaré mucho en comprarla, no sea que se me agoten y sume otra experiencia encontrada con el grupo como la que acabo de describir con respecto al disco que hoy hemos propuesto.
En RUAH a las 23.00h y en &radio a las 21.00h este próximo miércoles 14 de diciembre podrán escuchar la 1ª parte del Especial Mecano que dedicamos a “Ya Viene El Sol”, con intervención de su descubridor, Miguel Ángel Arenas, alias “El Capi”. La 2ª parte la podrán escuchar a la siguiente semana. Por cierto, esta tarde a las 16.00h en la sintonía de RUAH podrán escuchar nuestro Especial Talk Talk en riguroso directo, dedicando el debate a su 3er. disco “The Colour Of Spring” de 1986. Será nuestra última tertulia en directo de este 2011. Regresaremos en enero con más especiales los sábados a las 16.00h para que ustedes reconsideren un poquito echarse la siesta o escucharnos debatir en directo.