“Sin identidad”: Suplantaciones y esquizofrenias

[6/10] El Dr. Martin y su mujer llegan a Berlín para participar en un Congreso de Biotecnología. Un despiste en el equipaje hacen que él tenga que volver al aeropuerto a buscar el maletín perdido, pero el taxi en el que viaja tiene un accidente y se cae al río. Herido de gravedad, el doctor es llevado al Hospital y permanece en estado de coma durante cuatro días. Sin documentos y con unos recuerdos seriamente dañados, sólo su mujer puede dar fe de su identidad… pero su desconcierto es mayúsculo cuando no lo hace y quien la acompaña dice ser el auténtico Dr. Martin. Hasta aquí es lo que se puede contar –son los primeros cinco minutos– acerca de la trama de “Sin identidad” porque más sería traicionar al espectador, y quitar toda la fuerza a este thriller de acción que Jaume Collet-Serra filma al estilo más hollywoodiense, y que parece una suplantación del “Frenético” de Roman Polanski.

Efectivamente, el director catalán se ha formado en Estados Unidos y sabe perfectamente tocar todas las teclas para conseguir un producto entretenido y comercial, como lo prueba su éxito de taquilla en ese país. Acierta a construir un guión con los giros adecuados –aunque quizá demasiados, sobre todo en la parte final– para redirigir la historia sin perder ritmo, a colocar oportunamente las secuencias de acción con sus puntos de tensión y suspense, y logra crear unas atmósferas inquietantes e inciertas donde la confusión y desconfianza llegan hasta el espectador… imitando al maestro Hitchcock en escenas como la de la enfermera. Las persecuciones en coche con la firma Mercedes-Benz publicitándose están magníficamente rodadas –además de merecer su reconocimiento el espléndido trabajo de los especialistas–, mientras que el juego de planos subjetivos y objetivos consigue hacernos dudar de la realidad que vemos en la pantalla.

Una historia de recuerdos perdidos y de búsqueda de la propia identidad, pero sin ninguna carga antropológica ni existencial pues es cine de género. A Collet-Serra le interesa sólo la historia narrativa y la acción, con bastantes lugares comunes y situaciones habituales en otras películas de espías y de complots internacionales, de corrupción de corporaciones económicas y de intereses ocultos… pero la puesta en escena y el montaje trepidante son impecables, y la fría fotografía traduce esa mirada aséptica y distante de una realidad que continuamente es cuestionada porque las apariencias muestran otra cosa. Hay que aceptar unos artificios muy alambicados y unas oscuras tramas que se van esclareciendo conforme nuestro personaje va recordando quién es y qué es lo que realmente está sucediendo, pero la trama –incluso alguna situación en principio inverosímil– se desarrolla con convicción… y sólo el desenlace peca de explicativo y rebuscado en exceso.

Magníficos son sus intérpretes, con Liam Neeson en plan desesperado y confundido, y Diane Kruger como emigrante sin papeles… tan audaz conduciendo el vehículo como sirviendo un café. Pero es Bruno Ganz quien, en su breve pero atinado papel de ex-agente de la Stasi, consigue más con menos… para recordarnos otra época en que los Servicios Secretos lo eran todo y la sospecha estaba al orden del día; sus lacónicos e irónicos diálogos dicen lo justo para no dar pistas, e incluso su casa berlinesa respira aires de la Alemania Democrática. Quizá “Sin identidad” no pase a la historia del cine pero sí es un buen producto comercial, con momentos de suspense y tensión, de emoción y espectacularidad, ideal para entretener y atrapar a un espectador que no espere más que trepidación y dejarse llevar. Y todo eso lo consigue de sobra Serra-Collet, que incluso apunta una redención del individuo al que ha despertado de un mundo falso… aunque sea con una descarga eléctrica que le hace encontrarse consigo mismo, como sucedió al Dr. Martin cuando se suplantó a sí mismo.

Calificación: 6/10

En las imágenes: Fotogramas de “Sin identidad”, película distribuida en España por Warner Bros. Pictures International España © 2011 Warner Bros. Pictures, Dark Castle Entertainment y Panda. Todos los derechos reservados.