Junio es el último mes del invierno
en esta sierraque nada tiene que ver con Sidonie.
Junto al enchufe, la primera copa
preparada ya en nuestra mente.No pensamos en agentes del tráfico
ni en controles antidroga.No pensamos en el asfalto o el combustible,
solo en las zapatillas deportivas.En cómo recorrer el mundo a pie.
Cruzar los charcos y los caminos,
analizar los puentes románicosy creer que Santiago,
a pesar de las dimisiones,
no era un lugar tan lejano de aquí.
Lo constataba la lluvia. El viento.
El eco de Bob Dylan sobre las contraventanas.
Afinamos la voz y gritamos desde lo alto.
Un cartel ficticio nos daba la bienvenida,
el eterno retorno,la repetición de la protesta
sustenta la revolución.
Y las camisetas sobre la madera.
Y las mantas sobre la madera.Todo cuanto soñé
estaba prefabricado en madera,una imitación fidedigna del nogal.
No entiendo de carpintería,
solo de escopetas y palabras,de animales libres sobre la maleza,
de cementerios a las afueras del pueblo.
Tengo hambre y cazaré.
Otra vez.