Por LS
De las serpientes habrán de cuidarse los lúcidos que
en medio de tanta hipocresía
decidan emprender una vida frugal
Por suerte ya no se habla o resulta inverosímil señalar a un puñado de bandas como protagonistas de una emergente escena musical. Y a esta altura ya nadie ignora que los recambios y sorpresas aparecen por los pliegues de la visibilidad o del estoicismo underground. Una vida frugal y Warning with the snake son nuevas agrupaciones que se valen de un formato acústico minimal para no traicionar la templanza que les confiere una forma fresca y lúdica de componer. Cualidades acaso que supieron postergar luego de tocar durante décadas en agrupaciones de rock agresivo. Provenientes de zona norte y oeste de la provincia, estos juglares treintañeros dieron sus primeros pasos en la música de la mano del skate, cuando los ochentas sucumbían y el mercado se licuaba en el frenesí del uno a uno. Armaron bandas punks, hardcore y skaterock, entre otros subgéneros. Algunas de ellas fueron Extremo Opuesto, Confort Supremo, Bhakti, Lobotomía, Flores del Sol y Amoeba. Hoy, viéndolos hacer un folk que podríamos señalar como revisited, ejecutado con madurez y gran versatilidad, parece estar a las antípodas de aquellos gritos primales; sin embargo, no es más que la continuidad de ese mismo espíritu y mensaje sólo que por otros medios.
Ahora bien, qué singularidad encontramos en el bordoneo de sus guitarras antiguas españolas, de qué va la letrística y qué transmiten sus anémicas y dulces melodías. En la trastienda de los arpegios y del típico formato folk, se aprecian claros gustos por el blues, jazz, flamenco y el indy pop. Se valen de accesorios como las cajas chinas, pezuñas, caxixis, que completan los ritmos marcados por djembes y cajones peruanos. El “Pájaro”(Gonzalo Rainoldi) es guitarrista y compositor de Wwts y Florencia Gabelli, (ex Los Palos Borrachos) es la voz líder. Ella entona dulce y con melancolía las canciones sintéticas del pájaro que destilan lozanía compositiva y que algunas apenas superan el minuto veinte. La voz de UVF está a cargo Luis Schiebeler (No Reflector y ex Mar Nouveau) que canta con un estilo flexible, improvisando constantes modulaciones. Puede pasar de la cadencia dramática a tarareos infantiles y durante los fraseos oscuros se cuela inevitables ribetes spinetteanos. Los arreglos de guitarra eléctrica son de Nicolas Pierri (ex Mar Nouveau y The Fallwinter) que van hacia el entrevero disonante de la rítmica mientras que al frente de los coros y percusión está Mariana Palomino. Casi todo lo cantan de a dos, como si tuvieran temor de que sus relatos y poesías quedaran exánimes a cargo de sólo una voz. Sus letras abordan el desprecio hacia a los pensamientos circulares, los que encierran e inmovilizan la maquinaria deseante de los artistas motorizada por la creatividad y los placeres libertarios. Otras sugieren prudencia en las relaciones entre los hombres y su entorno. Advierten por ejemplo, no brindarse del todo sin antes mirar fijo a los ojos y escanear hasta llegar a la esencia de los devenires. Hablan de permanecer estoicos ante el espeso nihilismo contemporáneo y, a la inversa de la corriente, de “sumergirse en el abuso de lo ideal”. De ponerse a los hombros la ardua tarea de recobrar los sueños más auténticos e insobornables. Sus poesías también aluden a un estilo vida donde el hombre hace díadas conectivas con las entidades y la naturaleza.
En concreto, ésto no es hardcorepunk goes folk. Nada que ver con forzadas tentativas de unificar lo disímil. Son músicos que han llegado a una instancia de madurez propiciada por un sincretismo que se vuelca a lo acústico. Acaso la síntesis de otroras pretensiones que tanto olían a puro espíritu adolescente.
El 4 de Marzo a las 22, las dos bandas estarán juntas dando un show en Burlesque Bar, Hipólito Yrigoyen 2150, Congreso