Revista Psicología

Síndrome del ejecutivo: recomendaciones para superarlo

Por Centro Psiconet

A estas alturas conocemos cuál es el modus operandi de las personas que viven por y para su trabajo, con todas las consecuencias que eso conlleva. Puede que tras leer las características más habituales de este síndrome te hayas visto reflejado o pienses en alguien que conoces.

Pasar de la teoría a la práctica nunca es sencillo (ojalá), pero en este caso es más complejo aún: ¿Cómo puedo dejar de estar atrapado, si en parte quiero estarlo?

Decirle a quien dedica su vida al trabajo que disfrute de su tiempo libre es tan efectivo como dejar de pensar en algo que te preocupa solo porque alguien te diga “no lo pienses más”, o lo que es lo mismo, para poder cambiar, tenemos que…

Ser conscientes de las consecuencias negativas que sufrimos por hacer lo que hacemos

Tener voluntad para modificar lo que nos hace mal

– Ser realistas. Empezar por el principio y no por la meta, haciendo pequeños cambios.

El objetivo no es dejar de dar importancia al trabajo, sino devolver a nuestra vida un equilibrio. Para eso tenemos que detectar cuáles son nuestros factores de riesgo y trabajar para prevenirlos.

Pasos para conseguirlo:

– Desintoxicarnos del móvil, el reloj o el email

Más de uno habrá entrado en pánico al leer esta frase, pero es lo primero a lo que tenemos que enfrentarnos: dejar de estar controlados y supeditados por objetos. No se trata de abandonarnos en medio de la montaña y vivir como ascetas, sino de poner límites. Inhabilitar el email del trabajo cuando estamos en casa, salir a tomar algo sin el móvil, acudir a lugares sin cobertura, quitarnos el reloj en vacaciones o establecer un “toque de queda” tras el cual no atenderemos ninguna llamada.

Diferenciar prioridades y delegar tareas

Las agallas para cumplir las recomendaciones anteriores vendrán acompañadas de preocupaciones del tipo “¿y si pasa algo grave y no lo resuelvo?”

Es necesario que aprendamos a diferenciar lo que realmente es una urgencia de aquello, que por importante que sea, puede esperar a mañana. Para esto podemos hablar con nuestros compañeros y decir claramente que solo se pongan en contacto con nosotros si pasa algo muy concreto.

– Sacar tiempo para… perder el tiempo

Pasear, ver una serie, cenar algo especial, hablar de tonterías, una ducha larga… No importa el qué ni cuánto, mientras adaptemos el tiempo del que dispongamos y hagamos algo todos los días por y para nosotros que nos ayude a desquitarnos del cansancio acumulado y a desconectar.

– Canalizar tensiones con el deporte

De nuevo, esta recomendación puede ajustarse a todos los gustos y fuerzas de voluntad. No se trata de convertirnos en ases del gimnasio ni en triatletas, sino de buscar aquello que nos ayude a desfogar. Nadar, correr, ir en bici, meditar…

El entrenamiento del autocontrol, los pensamientos de debería o la autoexigencia se pueden gestionar más fácilmente si decidimos contar con la ayuda de un profesional que nos oriente y motive a mantener nuestros logros. Si este es tu caso, en Psiconet estaremos encantados de trabajar contigo.


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