Publicado en Vacaciones y festivos el 28 de agosto de 2013
En muchas empresas ya se ha producido la desbandada de empleados que están disfrutando de sus vacaciones y en otras muchas será agosto donde la mayoría de puestos de trabajo quedarán vacíos por el descanso estival. Es en este momento cuando a su empresa le puede interesar planificar con tiempo el regreso de sus empleados en septiembre, allanarles la entrada y aprovechar ese momento para tratar de motivarles de cara a lo que queda de año.
Esto le permitirá, además de mejorar el clima laboral, evitar el conocido síndrome posvacacional. Tenga en cuenta que no le conviene minimizar sus posibles efectos, pues éstos inciden directamente en el ámbito laboral y en la productividad de su empresa. Por ello y para evitar o reducir el impacto que pueda tener la vuelta de vacaciones, aquí puede leer una serie de recomendaciones que puede tener en cuenta para que el comienzo del nuevo curso laboral sea lo más agradable posible para su empresa y sus empleados:
- A la vuelta de sus vacaciones, converse con sus empleados acerca de su periodo de descanso, interesándose por lo que han hecho y los lugares que han visitado. La comunicación cercana y fluida con los jefes, colaboradores y compañeros genera un clima laboral agradable y hace más llevadero el aterrizaje al trabajo. Organizar, por ejemplo, un desayuno a modo de bienvenida tras las vacaciones o tomar todos juntos un aperitivo es una buena manera para reunirse y desdramatizar el comienzo del nuevo curso.
- En línea con lo anterior, puede colocar un post-it en el ordenador del empleado dándole la bienvenida tras las vacaciones, enviarle un e-mail o colgar un mensaje en la intranet que los empleados visionan el día que vuelven al trabajo.
- No exija demasiado desde el primer día. Tenga en cuenta que el rendimiento de los trabajadores irá creciendo de forma gradual y ajuste a ese ritmo sus exigencias. Por eso, no es recomendable que el empleado se encuentre con una pila de trabajos y encargos que tenga que hacer nada más aterrizar en su puesto de trabajo.
- Algunas empresas ponen a disposición de sus empleados ayuda psicológica para superar el síndrome posvacacional, por lo que podría plantearse contar con un profesional que atienda este tipo de cuestiones.
- Si en su empresa hay jornada intensiva de verano, plantéese si es posible prolongarla los primeros días de septiembre, que es cuando la mayoría de empleados se incorporan tras sus vacaciones, para que el “aterrizaje” sea lo más suave posible. Otra opción es permitirles que el primer día de vuelta de sus vacaciones se marchen, por ejemplo, una hora antes.
- Si su empresa cuenta con un departamento de prevención de riesgos laborales, hable con ellos para ver la posibilidad de redactar pautas informativas o recomendaciones para ayudar a los trabajadores a reincorporarse a su rutina más fácilmente. Por ejemplo, recomendarles que vayan ajustando poco a poco sus horarios los días previos a incorporarse al trabajo, que procuren dormir un poco más los primeros días de trabajo, etc. En la misma línea, recomiende a sus empleados que comiencen por ordenar sus mesas de trabajo o poner a punto sus agendas, estableciendo un orden de prioridades para enfrentarse a las tareas poco a poco, sin verse desbordados por lo que tienen delante.
- Aunque las vacaciones se pactan entre la empresa y los empleados, puede recomendarles que se reincorporen al trabajo en un día que no sea lunes, ya que se ha comprobado que el regreso a mitad de semana hace más suave el aterrizaje en la rutina.
- También puede sugerir a sus empleados (si esto se ajusta a las necesidades de su empresa) que dividan sus vacaciones en dos períodos en vez de concentrarlas en un único mes, con el fin de repartir el descanso a lo largo a lo largo del año. Otra opción es plantearles la posibilidad de dejar una semana de sus vacaciones para otro periodo que no sea verano, como las Navidades o la Semana Santa.
- Tenga en cuenta que todos los trabajadores pueden sufrir síndrome posvacacional, desde directivos hasta trabajadores de las escalas más bajas y los más propensos son los que están en contacto con el público por el nivel de estrés al que están sometidos y por el hecho de que los clientes también son trabajadores y pueden estar sufriendo síndrome posvacacional que “pagan” con terceros. Por colectivos, el síndrome afecta más a las mujeres que a los hombres y se da con mayor frecuencia entre los menores de 45 años.
- Los síntomas no suelen durar más de dos o tres semanas. Si en algún caso no es así y se prolongan más de la cuenta, no dude en aconsejar a su empleado que consulte a algún experto.
Lo importante a la hora de planificar la vuelta al trabajo de sus empleados es que debe tener en cuenta que cuanto más insatisfecho esté un empleado en su puesto de trabajo, mayores serán las probabilidades de que éste sufra el síndrome posvacacional. Detectar en lo posible los casos de insatisfacción y desmotivación le ayudará a conocer de antemano quienes serán los más susceptibles de sufrir los efectos del síndrome a la vuelta de sus vacaciones.