Simon, de 12 años, vive con su hermana mayor Louise en unos pisos cerca de una lujosa estación de esquí. Allí, el joven roba material de esquí para después venderlo, siendo el responsable de mantener a su hermana, que salta de trabajo en trabajo y de relación en relación. Tras conocer a varios adultos con los que Simon se relaciona, un día hace una confesión que cambiará la difícil relación con su hermana.
Una de los grandes puntos de la película es la actuación del joven Mottet Klein: su madurez y su decisión se ven plasmadas en un personaje con muchos problemas familiares. El actor logra mantener su calidad interpretativa tan alta como las montañas por las que deambula para robar el material que le permite vivir. Su relación con su hermana, a veces tensa, a veces enternecedora, resulta el punto de inflexión de la cinta. El rechazo de Louise hacia Simon es evidente, pero también es irregular. Lo ama y lo odia. Sabe que él es quien la mantiene económica y moralmente debido a su constante inestabilidad. Sabe que sin Simon viviría sin tener que dar explicaciones a nadie.
Mientras, Simon se comporta como un adulto. Resiste con entereza y no cesa en su trabajo. Pero la aparición de varios adultos hace que vea la realidad. Y cuando explota, Louise empieza a cambiar. Y a entender. La actuación de Lèa Seydoux (genial en ‘La vida de Adèle’) va progresando poco a poco hasta demostrar porque es una de las chicas de moda del cine francés. Además, el entendimiento con el pequeño Mottet Klein es tan perfecto como fabuloso.
Sister, película en la que parece no pasar nada importante, tiene un lenguaje oculto escrito con paciencia y amor. El guión convierte cada palabra en una declaración de intenciones y de sentimientos, en especial cuando Simon habla o actúa. Con muchos premios internacionales, el segundo largometraje de Meier es delicado y, desde la pausa y el silencio de las montañas, cuenta una historia de desencuentros familiares.
Aquí la entrevista con la directora.