Hace apenas dos años que Kevin Smith, director de grandes películas como Clerks o Persiguiendo a Amy, anunció su retirada del mundo del cine. Este año estrena Tusk y ya tiene tres proyectos en mente para 2015. Parece que a Smith no le ha sentado muy bien desvincularse del cine y después de ver Tusk hay que agradecer su regreso, ya que todo apunta a que este polémico director aún tiene muchas cosas con las que sorprendernos.
Tusk comienza siendo la típica película de Smith de guiones cómicos inteligentes y dinámicos. Sin saber demasiado bien cómo, la obra acaba adquiriendo un tono trágico, terrible y enfermizo; pero sin dejar de lado una comicidad muy sutil. Es como si el director diera un golpe sobre la mesa y dijera: “Sé hacer algo más que comedias”. Prefiero no comentar nada respecto al argumento de la obra, ya que es una de sus armas más potentes.
Pero no esperen ver un película amable, es una película tremendamente dura y con imágenes muy terribles y espantosas. La capacidad con la que la película nos va sorprendiendo a medida que avanza es su punto más atractivo. El espectador se pondrá nervioso y sufrirá mucho, algo que no solía pasarnos cuando veíamos las películas de Smith. Algo ha cambiado mucho en este director, y personalmente estoy muy impaciente en ver con que nos deleitará en sus próximas películas.