Ingredientes:
- Varitas de bacalao en salazón.- Harina especial fritos y rebozados.- Huevos.- Aceite de oliva.
Elaboración:
He comprado las varitas ya cortadas, envasadas en una bandeja, pues tienen un corte parejo ideal para los soldaditos. Las podéis encontrar en las grandes superficies sin problema. La primera vez que vi las varitas lo pensé en el acto. "estas vienen que ni pintadas para unos deliciosos soldaditos".
Es una receta de categoría, pero muy simple, todo estribará en un buen desalado y en una buena fritura.
Para desalar tenemos que hacer lo siguiente: vamos a pasar primero el bacalao por un baño debajo del grifo a fin de quitarle el exceso de sal y a continuación lo pondremos en un recipiente en donde deberá quedar cubierto de agua fría. Lo meteremos en el frigorífico para preservarlo de posibles contaminaciones, cubriendo con papel film. No debe obsesionarnos el cambio de agua, cada vez que tengamos que abrir el frigo la cambiamos.
He ajustado cuentas del tiempo que lo he tenido en el agua y me salen treinta y ocho horas y debo haber cambiado el agua unas nueve veces, que de acuerdo al grosor de los lomitos han salido en su punto ideal.
Pasadas esas horas, he sacado las varitas del agua y las he secado con papel de cocina.
He preparado una sartén con aceite y he ido enharinando primero y pasando por huevo batido después.
He frito en varias tandas, para que el aceite no pierda calor y he ido escurriendo de aceite sobrante en papel de cocina. Los soldaditos han quedado listos para comerlos recién sacados del calor.
He llamado a este plato soldaditos de Pavía, cuando en realidad os he preparado simplemente bacalao rebozado, para que se ajustaran más a su nombre tendría que haber azafranado la harina, con lo que hubiera conseguido amarillearlos (el color de las guerreras de los soldados). Hay quien pone pimentón en vez de azafrán. Pero quizás a lo que deban su nombre es al acompañamiento casi obligado de unas tiras de pimiento morrón asado, que simularían los galones de las guerreras de los soldados de los tercios españoles que vencieron a los franceses de Francisco I en la batalla de Pavía en 1525. Sobre esta denominación hay otras teorías. En fin, que para disfrutar este plato no vamos a deliberar tanto. Ahí queda que se lo disputan Madrid y Andalucía, como "padres del invento", en los dos sitios saben hacerlos de maravilla.