
Aunque lejos de ser un manojo de cliches de estos estilos, algunos yeites que pueden sonarnos muy usados resultan un gancho para prestarle atención a esta banda. No por casualidad unos MGMT en estado de psicodelia pura los eligen para precalentar al público en sus conciertos. Hablamos de mucha pedalera en la guitarra para esa lectura abstracta, esa manera tan no americana de entender el funk. Del sonido a cinta analógica que se mete en los redobles de batería, porque está tocada como pensando en Keith Moon y hablamos sobre todo de esos estribillos y puentes lánguidos de coros de monjes desganados que nos recuerdan tanto a los extrañados escoces.