Revista Cultura y Ocio

Sometimes I wish we were an eagle - Bill Callahan

Publicado el 04 marzo 2011 por Sextohombredigital
Sometimes I wish we were an eagle -  Bill Callahan
Bill Callahan

¿Bill Callahan? Puede estar preguntándose más de uno ahora. Quizás si dijera Smog, seudónimo bajo el que ha firmado su obra durante casi 20 años...
Sometimes I wish we were an eagle, es el último Long Play publicado por el singer songwriter de Maryland. Segundo álbum que publica con su nombre propio. Y ¿cómo resumir en pocas palabras esta gran colección de canciones?
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Bastaría mostrar como se le iluminaba la cara a un amigo, al hablar maravillas sobre él ...
Pero como no es posible, diré que es uno de esos discos que merece la pena tener bien guardado en casa. Un disco actual, que rezuma a clásico. Uno de esos que no te cansas de escuchar una y otra vez, y que en cada escucha, te vuelve a sorprender con pequeños matices inadvertidos hasta ese momento.
Un disco redondo. Sencillo, tranquilo, coherente y adictivo. Todas las canciones mantienen una misma línea, pero sin sonar a lo mismo. No peca de esa redundancia habitual en muchos álbumes de folk americanos. Hablando en plata, para la 5ª canción no está uno aburrido de escuchar más de lo mismo.
El secreto está en la calidad vocal y musical de Bill Callahan y en una gran producción. No abusa ni sobrecarga los temas con demasiados arreglos. Pero introduce unos imponentes arreglos de cuerdas e incluso electrónicos en ocasiones, o con aires asiáticos, perfectos para engrandecer cada una de sus composiciones, resultando un lujo para los oídos.
Grandes letras y una magnífica instrumentación cuidada al detalle, acompañan a la imponente voz de Callahan. Todo parece girar al rededor de su portentosa voz .Y es que vaya timbre gasta el americano. Súbitamente te transporta a la América profunda de los años 60.
Resumiendo, uno de esos discos que disfrutas incluso antes de que arranquen los primeros acordes de Jim Cain, porque sabes lo que te espera. 9 grandísimas canciones, 45 minutos de tranquilidad sosiego y disfrute. Sin excesos, donde todo encaja y suena de manera brillante. Una demostración de madurez, y claridad de ideas, adquirida durante una dilatada carrera. Un disco para de escuchar y degustar poco a poco, sin prisas. Sólo hay que dejarse llevar y disfrutar. Muy recomendable!

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