En los últimos años, han aumentado bastante el número de series basadas en hechos históricos o en novelas históricas basadas en hechos históricos. Como estudiante de Historia, me han preguntado un montón de veces sobre si algo que aparece en alguna serie, película o novela de este tipo se corresponde con la realidad histórica. A algunas preguntas pude contestar, a otras no, porque no controlo de todos los temas históricos en los que se basan muchas series históricas. Si bien es cierto que a veces hay grandes aciertos en veracidad histórica, que nadie espere que las series, películas y novelas históricas les enseñen historia, porque su función primordial no es enseñar historia, sino entretener al espectador/lector. Que nadie se olvide de esto.
Hasta hace relativamente poco, la queja sobre la historicidad de las series, películas y novelas históricas (o que, en general, viajasen al pasado) era muy clara, general, y uniforme, en parte, porque había anacronismos muy graves en estas creaciones, y en parte, porque en muchas de estas producciones se quería (y aún se sigue queriendo) dar una visión manipulada del periodo histórico al que hicieran referencia, o de algún personaje histórico concreto, muchas veces por intereses políticos o ideológicos.
De lo primero, tenemos innumerables ejemplos, que únicamente requieren de un ojo avizor: la furgoneta de Braveheart, el reloj de pulsera de Ben Hur (por no hablar de todos los errores de Gladiator), los empastes metálicos de Leónidas en 300, las bombillas eléctricas en Lo que el viento se llevó, la colilla con filtro que tiraba al mar Leonardo DiCaprio en Titanic,…
Sobre lo segundo, es algo más difícil de ver, pero no por ello no deja de existir: por ejemplo, en la película Ágora, que hace referencia a la vida de la filósofa Hipatia de Alejandría, hay una intencionalidad clara de dejar claro la brutalidad de los cristianos, y de que se vean como contrarios a la cultura y a la inteligencia. Esto se basa en los rumores que se crearon después de su muerte, pero ninguno de ellos está demostrado. Hay muchos episodios históricos donde esto podría ser cierto, pero este no es uno de ellos (al menos hasta que se haya demostrado). Además, en esta película se dice que Hipatia fue la descubridora de la órbita elíptica de los planetas, algo que tampoco está demostrado, así que no le robemos a Kepler uno de sus principales méritos.
Otro ejemplo de este tipo, ya dentro del uso intencionado de estas producciones culturales como propaganda política e ideológica, es la película El acorazado Potemkin, película soviética muda de 1925 que narra el motín que ocurrió en el año 1905 en el acorazado del mismo nombre cuando la tripulación se rebeló contra los oficiales del ejército zarista, y que fue considerado como un antecedente de la revolución de 1917. Aunque no hay muchos errores históricos en esta película, hay la intencionalidad de difundir como propaganda algunos de los valores e ideas que por aquel entonces propugnaba la URSS: exaltación del hombre común y de los oprimidos, liberación de la opresión, brutalidad y barbarie del gobierno zarista,…
Dicho todo esto, estoy viendo unas cuantas series actuales basadas en épocas y episodios históricos diferentes, y creo que han mejorado muchísimo su veracidad histórica respecto a sus homólogas de hace años. Que sí, que gran parte de las tramas son ficticias (aunque bastante menos que antes), pero su ambientación histórica es muy realista, por lo cual, están conseguido que esas tramas ficticias puedan ser creíbles, y que, al menos, puedan ser situaciones que, sin ser históricamente ciertas, se podrían haber dado fácilmente en la época y el lugar de los hechos a narrar. Quiero decir, sabemos que hay un montón de cosas que pasan en las series históricas que no ocurrieron en la realidad histórica o que no se han demostrado que ocurriesen, pero las ambientaciones de estas series cada vez son más acordes con la realidad histórica, lo cual hace que nos podamos creer más las tramas de estas series, y que se hagan más plausibles en relación con la veracidad histórica.
Una de las series que, para mí, está muy bien ambientada y cumple bastante fielmente los hechos históricos que rodean la trama de la serie, es Vikings (Vikingos). Supongo que el hecho de tener a Canal Historia detrás de esta serie, ayuda bastante a esta labor (a pesar de la degradación que, en mi opinión, ha sufrido este canal en los últimos años). Aún así, me imagino que ya habrá habido alguien que comentase las licencias históricas que se han utilizado en esta serie.
Gran parte de la vida de Ragnar Lodbrok es un misterio para los historiadores, porque es un rey semilegendario, pues hay mucha leyenda detrás de él, pero poca información histórica, y hay muchas lagunas de información, algo que es muy útil para quienes hacen este tipo de producciones audiovisuales, porque son la mayoría de los resquicios en donde pueden inventarse algunas cosas: lugar de residencia, matrimonios, hijos, las consecuencias de una determinada acción, algunos hechos no recogidos en los libros de Historia,… Y así, los historiadores no pueden decir que en las series históricas se mienta, porque tampoco hay certezas sobre esos asuntos, únicamente se puede comentar la falta de información sobre un determinado tema o hecho concreto, algo que es menos grave que un anacronismo.
Otro filón para guionistas de series y películas históricas son los hechos sobre los que no están de acuerdo los historiadores entre sí, y los hechos que suscitan diferentes interpretaciones. Esto permite a los guionistas elegir la interpretación que más les convenga para su serie o película, o bien se inspiran en dichas interpretaciones para crear las suyas propias.
En Vikings, como en casi todas las series históricas, las historias de amor y odio, y la existencia de algunos personajes secundarios, son parte del guión, se entiende que es la parte que es propia de la ficción, y que, salvo para ciertos periodos y personajes históricos muy bien documentados históricamente, en la mayor parte de los casos no se corresponden con la realidad histórica, normalmente debido a que no hay documentación histórica suficiente para demostrar ese tipo de hechos, que son muy concretos.
Pero lo que sí que deberían, al menos, cumplir las series y películas históricas sería, entre otras cosas: situar bien cronológica y geográficamente los hechos que narran, especialmente aquellos hechos que tengan que ver con batallas, campañas militares, nacimientos y defunciones de personajes bien conocidos históricamente, caracterizar a los actores, actrices y escenarios de la manera más fidedigna posible a la realidad histórica del tema o personaje que quieran narrar, utilizar única y exclusivamente elementos que se puedan encontrar históricamente en las épocas y los lugares que las series y películas históricas narran,…
En una etapa posterior, y para aumentar la exigencia en cuanto a veracidad histórica, me gustaría que se consiguieran hacer series donde los personajes hablaran con vocabulario y expresiones propias de las épocas y lugares a tratar, y que se reflejara, en la medida de lo posible, el pensamiento propio de las personas que vivían en cada lugar y periodo que se quiera tratar, porque, por ahora, el mayor error que se sigue cometiendo en casi todas las series y películas históricas es utilizar pensamientos, filosofía e ideologías del siglo XXI para narrar muchos periodos históricos. De esa manera, aumentamos la credibilidad de estas producciones. No hace falta que las tramas internas entre los personajes sean exactamente como fueron, porque esas cosas no son fáciles de documentar en la mayor parte de los períodos, pero sí es necesario que la ambientación de estas tramas sea la correcta.
Para acabar, recalco mi deseo de que estos objetivos se puedan cumplir, porque el cine y las series pueden expresar muchas cosas que un libro de Historia no puede hacer, y, desde luego, podría ser una herramienta didáctica muy útil, y así podremos enseñar y aprender algunos aspectos de la historia de una manera sencilla y muy amena. Porque una imagen vale más que mil palabras.
Simón de Eiré