¿Son necesarios los psicólogos?

La Psicología es una disciplina que, en realidad, ha existido siempre. Ya incluso varios años A.C, los estoicos observaron que las personas no sufrían por los acontecimientos que les sucedían, sino por la interpretación que hacían de ellos. Sin embargo, no es hasta 1879 cuando, con la apertura del primer laboratorio psicológico a cargo de Wilhelm Wundt, se fundó la Psicología tal y como la conocemos hoy en día.

Realmente, se han considerado innumerables escuelas y teorías dentro del campo de la Psicología (Psicología Social, Psicoanálisis, Conductismo, Psicología humanista…), todas ellas encaminadas al mismo fin: comprender y abordar el psiquismo humano. Por eso, y aunque aún no exista un claro consenso acerca de si ha de ser considerada una ciencia natural o no, lo que parece claro es que su influencia ha traspasado fronteras que merecen ser tenidas en cuenta.

Si preguntamos a algunas personas que, de alguno u otro modo, hayan seguido algún tratamiento psicológico sobre su utilidad, posiblemente encontremos respuestas de lo más dispares, yendo desde las que afirman haber supuesto un auténtico cambio en su vida hasta las que no terminaron muy contentas tras su aplicación. Claro está que psicólogos hay miles, y no todos saben ajustarse siempre de la mejor forma a sus pacientes, por lo que, en principio, sería bueno al menos conceder a esta disciplina el beneficio de la duda.

Ahora bien. Es relevante mencionar que el elevado número de personas que comienzan a manifestar problemas, tanto físicos como psicológicos, comienza a ser alarmante en nuestra sociedad. De repente, nos encontramos con que parece no haber recursos materiales ni tiempo suficiente para atender tal volumen de demanda. De esta manera, no es de extrañar el papel principal que adquieren los medicamentos, puesto que, además de ahorrar muchísimo tiempo a los profesionales de la salud, consigue mantener a los pacientes medianamente contentos tras la aparente (o real) mejoría de sus síntomas.

A partir de esto último nos surge una pregunta: entonces ¿para qué están los psicólogos? Por desgracia, su campo de actuación se ve muchas veces limitado, pues muchas personas no tienen dinero o ganas suficientes para someterse a un tratamiento que, por lo general, suele ser largo. A pesar de ello, diversos estudios han demostrado altas tasas de efectividad en la aplicación de muchos tratamientos psicológicos, además de asegurar en muchos casos el mantenimiento de la mejoría.

Y aquí llegamos a la clave del asunto. Si nos consideramos a cada uno de nosotros frutos de una serie de aspectos biológicos (heredados o no tanto), psicológicos (con nuestras emociones, cogniciones y comportamientos) y sociales (totalmente inmersos en un mundo relacional), parece lógico que el tratamiento de cualquier tipo de dolencia haya de ser contemplado desde estos tres aspectos. Por ello, el a veces insistente abordaje exclusivamente médico que hacemos de los problemas en muchas ocasiones, puede no ser suficiente dada la complejidad multicausal de las patologías que existen. Sin embargo, como ya hemos comentado, es más rápido y sencillo tratar con medicación a una persona que acude a su médico de cabecera con una historia de ataques de ansiedad, que detenerse en analizar qué puede estar sucediendo y qué mantiene dicho problema.

Todo esto debiera hacernos reflexionar acerca de lo que realmente entendemos por salud, pues si queremos garantizarla entre los ciudadanos, algunos cambios tendrían que acometerse necesariamente.

foto|Ambro