Pocas cosas son más reconfortantes que un buen plato de comida caliente para combatir el frío. La sopa de cebolla, al igual que la sopa de ajo es un plato que ya se preparaba en la Edad Media, platos de pobres que con el paso del tiempo se ha ido modernizando, con ese toque que le da el pan y el queso fundido por encima.
Existen diferentes versiones, en este caso con vino blanco y agua, aunque se puedo preparar con caldo, según la intensidad que queramos darle.
INGREDIENTES (para 4 personas):
- 5 o 6 cebollas pequeñas- 200 ml. de vino blanco
- 750 ml. de agua
- 50 grs. de mantequilla
- 30 ml. de aceite de oliva virgen extra
- 10 grs. de harina
- Pan
- Queso (emmental va perfecto)- Queso rallado
- Sal
- Pimienta
PREPARACIÓN:
Comenzamos cortando las cebollas en juliana.
En una olla ponemos el aceite de oliva y la mantequilla. Le agregamos la cebolla y salpimentamos.
Dejamos que se cocine aproximadamente 20 minutos. En caso de que os guste la cebolla más dorada, darle 10 minutos más. Así queda blanquita.
Incorporamos la harina y dejamos que se cocine.
Añadimos el vino blanco, dejamos que evapore el alcohol y vertemos el agua. Si queréis podéis añadir un caldo de ave o de de carne que potenciará el sabor.
Bajamos el fuego y dejamos que se cocine 30 minutos más.
Por último servimos en cazuelas individuales y ponemos rodajas de pan tostado y ponemos queso por encima. Por último, rallamos queso cubriendo toda la cazuela y la llevamos al grill del horno, de 5 o 6 minutos.
Conseguiremos una costa riquísima que le da un toque fantástico.
Servimos bien caliente, antes de que se enfríe.¿Os animáis a probar?