Splice ha sido una película que ha levantado expectación en pequeños círculos cinéfilos. Un film de ciencia ficción dirigido por Vincenzo Natali. El director, quien ha conseguido meter sus dos películas anteriores Cypher y Cube de lleno en el estatus de cult movies, aunque nunca ha sido un virtuoso con la cámara siempre ha dado propuestas que más allá de su resolución tenían muchos puntos argumentales interesantes. Pues bien, las tibias, por no decir frías críticas tras su paso por el pasado festival de Sitges se han convertido también en la opinión popular de los espectadores. El film no es lo que cabría esperar y más teniendo en cuenta su punto de partida, su desarrollo y su desenlace.
Splice nos cuenta la historia de Clive y Elsa dos investigadores que trabajan para una farmacéutica mezclando ADN en busca de proteínas nuevas para curar enfermedades. Mientras los empresarios los presionan para ver resultados y les obligan a pasar a la fase 2 sin permitirles seguir investigar. Elsa sin estar conforme, decide crear una nueva criatura mezclando también el ADN humano a escondidas con el apoyo de Clive, quien es su pareja sentimental. De este experimento sale Dren, un ser fascinante tanto para los dos protagonistas como para los espectadores. Una criatura que evoluciona rápidamente y que en pocos días pasa de ser algo parecido a un pollo gigante, a una niña encantadora, a una adolescente... Clive y Elsa se darán cuenta rápidamente que lo que acaban de crear es superior a ellos y que no saben como tratarla ni como evolucionará.
Con una premisa algo vista, se plantea temás muy interesantes. ¿Cuáles son los límites de los científicos? ¿Es ético lo que hacen?, así como cuestiones sobre la paternidad de un extraño ser. ¿Al tener ADN humano se tiene que tratar como una persona o no perder la vista de que es un simple experimento? Estos solo son algunas cuestiones que nos presentan los primeros minutos de la película que si bien son los más lentos sirven de buen prólogo para los siguientes compases del film. El principal problema es que en lugar de resolver esas preguntas o como mínimo desarrollarlas y darles continuidad (aunque sean un poco cliché siempre se hubiera podido hacer un producto sólido), Natali decide cambiar el rumbo añadiendo el tema de la sexualidad. y los instintos humanos, que paradógicamente experimenta Dren. Aunque bien introducido, aprofundiza poco y se acaba convirtiendo en puro morbo. Ese morbo acaba llevándonos a un final exagerado, estúpido, absurdo e incoherente que nos confirma lo que nos temíamos: el film a planteado un tema interesante pero se ha quedado ahí.
A Vincenzo Natali se le ha comparado con el director canadiense David Cronenberg en esta película. Concretamente a un primerizo Cronenberg. En mi opinión está lejos de Cronenberg quien es uno de los directores más inquietantes de los últimos años. Es verdad que en Splice intenta manifestar la sexualidad de los seres humanos como Cronenberg haría en Crash, pero las comparaciones se tornan odiosas y Splice parece una broma al lado de ésta. Quizás a la que también se parece es a Cromosoma 3, con elementos como el miedo presentes y las extrañas criaturas. Aun así creo que aun no son comparables. Puede que Natali tenga rasgos parecidos pero hoy por hoy no juegan en la misma liga.
Pero no todo es malo en la película. Los efectos especiales y la creación de Dren, la criatura (valga la redundancia) es GENIAL. Creíble, real y sin que cante. Gran unión y uso de efectos al servicio de la película.
Interpretativamente también decepciona. Ni Adrien Brody ni Sarah Polley estan al nivel que dos actores de su calibre tendrían que estar. Brody quien interpreta a Clive sin despeinarse demasiado y con el esfuerzo justo para que no le caigan tomates. Polley, quien interpreta a Elsa está también flojita. Cumple, no hace una actuación bochornosa, pero está a años luz de sus actuaciones en las películas de Isabel Coixet (Mi Vida Sin Mi, La Vida Secreta de las Palabras). Además, la relación entre ellos se hace poco creíble por la poca química que tienen en pantalla. Por último, Delphine Chanéac es la encargada de interpretar a Dren. Una muy buena actuación en la que se come a sus compañeros pues ha sabido dotar a su personaje de la ambiguedad necesaria para captar la atención del espectador.
Como conclusión decepcionante experimento de Natali que crea muchas expectativas a lo largo del metraje y te las acaba con un tercer tercio para olvidar y absurdo que solo un cliffhanger final (sin mucho sentido tampoco, que avanza una secuela?¿?) parece intentar camuflar por unos segundos el bluff final.
Nota: 4'5/10