La Guerra de las Esporas ha aniquilado a la población adulta, pero gracias a las campañas de vacunación los starters (los jóvenes) y los enders (los ancianos) han sobrevivido. Muchos jóvenes, como Callie, viven en la calle desamparados, sin derechos y acosados por el sistema, y Destinos de Plenitud les dará la oportunidad de escapar de la miseria. ¿Cómo? Arrendando sus cuerpos a los enders. ¿Pero qué sucedería si tu arrendatario no quisiera tu cuerpo solamente para sentirse joven otra vez? ¿Y si despertaras con una pistola en la mano? Bienvenidos al mundo de Callie.
Es posible que la avalancha de distopías juveniles que se nos echa encima tenga mucho que ver con los tiempos difíciles que atravesamos; en cualquier caso, para una aficionada a la ciencia ficción como yo es todo un placer encontrarse con una obra tan digna como ésta. Starters cuenta una historia intensa repleta de giros intrigantes que no dan respiro, y está dirigida por una protagonista con garra, de recursos y audaz. La estructura de la novela basada en capítulos cortos, el tono cercano con el que nos habla la protagonista y el lenguaje asequible que utiliza logran que sea imposible aburrirse, y aunque el resultado parezca demasiado simple, la frescura de la trama lo compensa. No obstante, he echado en falta una narración más profunda, puesto que las descripciones están más interesadas en vestir a la protagonista o en maravillarnos con los lujos que se encontrará tras su arrendamiento, que en la tecnología que la rodea. Teniendo en cuenta que nos encontramos en un escenario futurista, he echado de menos un poquito de mayor profundidad y realismo a la hora de plantear esa sociedad. Además, la autora apenas habla de la guerra que devastó el país, que precisamente es lo que justifica la base argumental de la novela. La historia de amor también está cogida con pinzas. El triángulo amoroso me pareció tan forzado que, personalmente, me sobró; los sentimientos de Callie hacia Blake son claros, pero las dudas que tiene sobre lo que siente hacia Michael poco hacen aparte de enturbiar unas cuantas líneas. También me pareció fuera de lugar el personaje de una niña sospechosamente parecida a Rue, de Los juegos del hambre. Tan parecida que tuve la sensación de que Lissa Price sólo le cambió el nombre y el entorno; eso sí, no llega a transmitir el dramatismo o la trascendencia del personaje de Suzanne Collins. En cuanto al desenlace se podría decir que la trama queda cerrada, pero nos deja un par de cabos sueltos muy interesantes que espero sean parte principal de la próxima entrega. De ser así, promete.
Starters aporta una nueva visión del género y plantea una sociedad distinta a las que hasta ahora han retratado las novelas juveniles. A pesar de sus fallos es una buena elección para iniciarse en la rama distópica y para pasar un rato agradable entre tintes pesimistas que se tornan esperanzadores. A modo de curiosidad, me ha parecido interesante el juego de palabras utilizado para titular los dos volúmenes que componen la saga: Starters es el primero y Enders el siguiente (y último). Ambos títulos subrayan la idea principal de la historia: el comienzo y el final, la juventud y el ocaso.