Revista Decoración

Storytelling para bloguera intensas (I)

Por Paula Lesina
Storytelling para bloguera intensas (I)
Ejercitar la escritura para darle tu toque personal a un blog o a tus textos de marca puede ser una práctica placentera o llevarte a esos lugares oscuros de la memoria en los cuales una maestra poco flexible o un profesor severo imponían a tus textos correcciones que iban más allá de la sintaxis y la gramática.
Si este es tu caso, si es escribir despierta memorias de frustración y cientos de "intentos fallidos", entonces es el momento de que demos vuelta la pisada. 
Escribir es divertido. Pero, más elemental aún: escribir es una acción de tenor íntimo. No hay ser humano capaz de trazar grafía que no tenga un estilo propio y, por si fuera poco, es una de las mejores terapias de liberación. 
Con beneficios adicionales: 
- Se practica con muy pocos elementos- En casi cualquier espacio - Con la disponibilidad de tiempo que tengas.

Ya sé. No me digas nada. Vos sos una mamá pulpo, llena de responsabilidades y con escaso tiempo para dedicarlo a vos misma, a tu crecimiento personal y profesional. Lo sé. En una rutina en la cual depilarse es un desafío a la naturaleza y pretender salir peinada y maquillada a la calle es como practicar un deporte extremo, no parece haber espacio para el estado zen de la escritura. Ni escritura para blogger ni escritura a secas.
¿Te cuento algo? Sos víctima de una falacia de la percepción. El tiempo es un valor arbitrario.

Últimamente me llegan preguntas o comentarios respecto a cuál es mi fórmula para "estirar el tiempo" de modo que en el mismo día puedo:
- Escribir cursos. 
- Preparar y dar clases presenciales online, 
- Dirigir clases de consulta.
- Estar presente a mi modo en las redes sociales 
- Responder de forma más o menos inmediata a todos los correos que me llegan (afortunadamente cada vez más) 
- Balancear el trabajo online con un emprendimiento físico.
- Acompañar a mi hijo en su adaptación a la vida escolar (y no te olvides que soy madre de un intenso)
- Y allá, como en décimo lugar llega un no-marido que deja saber lo que piensa sobre su mujer con hechos.
Claro que si sos exigente y desmesurada como yo también vas a necesitar una casa limpia y ordenada y tiempo para, por lo menos, tomar una ducha y ocasionalmente, tener algo de vida social con otros adultos cuyo tema central de conversación no se reduzca a los programas de Cartoon Network.

¿Te agotaste de leer? ¿Querés saber cómo hago todo? 


No esperes una respuesta mágica. Simplemente, lo hago. Ya no pretendo la perfección, porque más vale hecho que perfecto.
Además, no creas que todo esto fluye sin piedras en el camino. Recibo críticas y demandas de todas partes: mi madre que opina que mi heladera no está suficientemente limpia y nutrida, mis amigas que me ven poco y son las más hermosas del planeta pero de vez en cuando me preguntan si me hace bien "estar tanto tiempo en la computadora", la maestra de Camilo que me informa que me olvidé de firmar un comunicado con cara de asombro, mis primas, mi hermano, mi casi olvidado trabajo como docente de Literatura -reducido a casi cero este año por razones obvias.
Si tuviera una moneda por cada pregunta de consternación que recibo, en este momento estaría donando mi fortuna a diversas causas humanitarias al estilo Bill Gates. 
¿Y sabés qué?
Puede ser que mi madre tenga razón porque en lugar de limpiar la heladera o sentarme a mirar televisión -cuento con la ventaja de que nunca me gustó demasiado- durante la semana pasada dediqué ocho horas a una certificación de marketing emocional y, cuando comprendí que cada uno de los conceptos era parte de mí aún antes de iniciar las clases y que el curso sólo parecía "sistematizarlos", me atreví a compartirlo con mis alumnas en la masterclass más extraña del mundo.
Seguro sentís curiosidad....
¿Por qué fue tan extraña esa masterclass?
Porque no encontraba el espacio de la casa para hablar sin que me escuchara no-marido. Soy humana Y aunque comprenda racionalmente que es una completa insensatez sentir vergüenza de lo que digo, me da pudor que me escuche mientras discurseo sobre marketing como si fuera la nieta de Ogilvy. 
Hubo un momento en el cual estuve tentada de detener la trasmisión... pero me sobrepuse y seguí de todos modos. Afortunadamente cuento con unas alumnas pacientes, lúcidas y empáticas que son capaces de "obviar" cinco minutos de colgadura desmesurada.

Así que, mi santa...


Tiempo para escribir y formarte en lo que te apasiona vas a encontrar siempre que te lo propongas. Me sigue resultando fastidioso pensar cómo puede ser que en el momento histórico en el que contamos con más facilidades para gestionar el tiempo dedicado a las "tareas de mantenimiento" nos sigamos quejando de que nos falta tiempo.
Supongo que esa queja era lícita para mi abuela materna, que lavó a mano los pañales de catorce hijos y además, lavaba a mano para otras personas que le pagaban por su servicio. 
Pero si estás sentada mirando un programa incomprensible de televisión, que ni siquiera te gusta solo porque tenés la necesidad de mutar... entonces no tenés derecho al pataleo.
Cambiá el programa insulso por un video de youtube sobre el tema que más te interese. Escuchá un podcast que te relaje o...sentate diez minutos con todos los electrodomésticos apagados (celular inclusive)  y realizá el siguiente ejercicio de escritura.

Ejercicio de storytelling para blogueras intensas.


Te voy a proponer un ejercicio simple. Para cuando solo dispongas de diez minutos antes de caer desmayada de sueño en el sillón y babear los almohadones.
No tiene prescripciones de extensión ni estilo. Simplemente quiero que dejes que te dejes llevar por el siguiente enunciado:
"Esa noche, cuando se sentó a escribir, el lápiz no respondía a sus pensamientos y mientras tanto escribía...."
Dejá que sea tu cuerpo el que escriba. No censures. Que la mano escriba lo que tenés ganas de decir aunque parezca no tener sentido, aunque suene rabioso, resentido, tonto o fútil. 
Eso fue lo que hice en este post y ahora...me siento mejor que cuando empecé a escribirlo. Me llevó exactamente una hora escribirlo y, en el medio, llevé a Camilo a la escuela y pasé por el supermercado a comprar una Coca, porque mi heladera estará desnutrida pero...hay ausencias que son imperdonables.
Probalo y me contás, Y si querés ir un paso más allá en la escritura de tu blog, sumate a "Matriz" y cambiemos juntas la forma de concebir el blogueo.
Storytelling para bloguera intensas (I)

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