Revista En Femenino

'Su mano izquierda me acariciaba con fuerza'

Por Tenemostetas

Dado que la prensa generalista sólo publica historias de horror y de misterio en torno a la maternidad, enfrentándonos a unas mujeres contra otras, hoy tengo el honor y el privilegio de publicar este relato que me ha mandado una madre que me contactó a través de Facebook.
Emocionante, una de esas historias de verdadero CRECIMIENTO PERSONAL a partir de la maternidad, no de sentirse culpable, ni autojustificarse,  ni matar al mensajero, sino buscar, y encontrar y AMAR.
¡Gracias, muchas gracias, Alicia, por compartir tu historia y enseñarnos tanto con tu ejemplo!

'Su mano izquierda me acariciaba con fuerza'

La diosa Krishna

 "Me quedé embarazada en el viaje de novios en Grecia, y con mucha ilusión preparamos la llegada del bebé.
Todo iba bien durante el embarazo, era un niño que nació de parto natural, pero cuando nació en la camilla me dí cuenta que el niño no tenía mano.
Al principio pensé que le iba a salir, pero oí a una enfermera que dijo “ya lo ha visto” y me eché a llorar. Me llevaron a una sala llamada “sala de despertares” dónde estaba sola en una habitación inmensa con una enfermera alejada de mí, y mientras me preguntaba qué había pasado, le ofrecía mi pecho al bebé.
El doctor me preguntó si había estado en contacto con pesticidas, pinturas etc., y con el bebé en los brazos me dijo que si de haberlo sabido si hubiera abortado. La verdad que no sentí ningún sostén por parte del hospital, ni atención psicológica ante el shock de haber dado a luz un bebé con agenesia en el brazo izquierdo.
Y me vi con un bebé el cual necesitaba ser sostenido, alimentado y amado, y unos padres frustrados, tristes, desorientados, impotentes, con rabia, que tenían que ser fuertes para darle al bebé todas sus necesidades.
El bebé enseguida se enganchó al pecho, y yo mostré interés por aprender y buscar la mejor manera de dárselo.
Un mes antes de dar a luz, después de una clase de psicología, pues soy psicóloga con formación psicoanalítica, le decía a mi compañera que esto de dar el pecho era tercermundista, que hoy en día existen muchos alimentos en las farmacias y no es necesario estar dando el pecho, que las asociaciones que había eran como sectas o extremistas, sin saber que tras nacer mi hijo he tenido que recurrir a Vía Láctea y Lactaria para que me ayudaran ante las diversas dudas y calmar mis ansiedades debido a la presión externa.
Me habían hablado tan mal de dormir con el bebé y de sus efectos contraproducentes qué tampoco tenía previsto que dormiría con mi hijo.
Acudí a una psicóloga para poder sostenerme, pues la agenesia de mi hijo nos desbordaba a mi marido a y mí, durante un año lloraba a menudo, y sufríamos las miradas y preguntas de los demás al igual que la de desconocidos que querían saber que le había pasado al bebé.
Debíamos ser fuertes, porque yo sabía que una madre triste no era nada bueno para mi hijo, pero además el primer hijo, padres novatos, pues no fue fácil... Entrábamos en el campo del "no saber” y ello también produce ansiedades, ¿cómo limpiar el ombligo, grietas en el pecho, cómo bañarlo, cómo calmarlo cuando lloraba?
Se nos juntó el ir a vivir a un barrio nuevo, a un piso nuevo a los diez días de nacer el bebé.
Nada más nacer el bebé le hicieron muchas pruebas, en el hospital, le miraron la vista, el cerebro, el corazón, el estómago, análisis de sangre para ver su genética, traumatólogos, y todo esto en un mes.
Nunca sabremos porqué nació así y qué pasó en el primer mes de gestación.
Y de nuestra ciudad nos derivaron a Barcelona San Juan de Dios, y fuimos atendidos por la doctora Marisa Cabrera, especialista en prótesis. Allí nos hablaron de la posibilidad de colocar una prótesis mioléctrica al niño, que era funcional, que tenía pinza y le permitiría agarrar las cosas. Se le colocaría a los dos años, pero antes se le debía colocar una prótesis estética, y mi hijo con cinco meses llevaba una estética, y la aceptó muy bien, se manejaba bien con ella, gateaba con la prótesis y sin ella, y hacía los mismo con prótesis y sin prótesis, lógicamente sin prótesis tiene sensibilidad así que no la lleva las 24 horas del día, pero era importante que la llevara para acostumbrarse al peso, a la lateralidad e integración de una mano con cinco dedos.
Todo esto nos supone un coste económico, y desgaste psíquico, pues pedir las prótesis no ha sido fácil ni lo es en la actualidad. En Barcelona nos pagaron dos prótesis pero la segunda la pagamos nosotros pues nos dijeron que había pasado poco tiempo de una a la segunda, pero coincidió con la introducción de la alimentación complementaria y el niño engordó.
Para la prótesis mioléctrica estuvimos intentando conseguirla en Barcelona diez meses, al final no la conseguimos y nos supuso mucha angustia. Actualmente nos han aprobado el pago de la misma en nuestra ciudad, pero debemos adelantar nosotros el dinero: 18 mil euros que le durará dos años y medio, y conlleva cambio de guantes (que los pagamos nosotros), cambio de encajes, y viajes a Barcelona, y muchas más complicaciones. En nuestra ciudad nos han dicho que con la crisis no saben cuándo nos pagarán porque no saben de cuánto dinero disponen para el 2011 y cuándo podrán pagarnos.
Y retrocediendo a la lactancia materna,  a fecha de hoy, con 30 meses que tiene mi hijo, sigo amamantándole a demanda.
Para mí la lactancia supuso un vínculo muy importante con mi hijo, una unión muy fuerte, yo veía cómo su mano izquierda me acariciaba con fuerza mi otro pecho siendo muy bebé, haciéndome hasta daño, pero esta unión me ayudó a aceptar su minusvalía, puesto que al principio inconscientemente rechazaba al bebé, pero al sentirlo tan cerquita de mi, y viendo lo mucho que éste me necesitaba, más me unía él.
Al segundo mes de vida, el bebé no engordaba mucho y empezó la presión externa, intromisión e intento de anular mi crianza, poco a poco me fui acercando más a una crianza natural consciente, de respeto hacia el bebé: de sus tiempos, potenciando el gateo, durmiendo con él para calmarlo y acompañarlo en el sueño, le mecíamos para dormirlo, le cantábamos nanas, le dormíamos en brazos, le cogía siempre que nos lo pedía o nos apetecía a pesar de las críticas externas.
No siento que haya sido fácil la crianza de mi hijo pues además de tener que superar y aceptar su minusvalía, que también nos afectó a nivel de pareja (ya de por sí el nacimiento de un hijo provoca discrepancias en la pareja, se acrecientan más si hay problemas), y la crisis económica que también nos afectó como a muchos en la actualidad.
Por cierto, yo pensaba dejar el bebé a los cuatro meses en una guardería y cuando llegó el momento de incorporarme al trabajo, me despedí para estar con mi hijo el mayor tiempo que pudiera, y así poder criarlo, aunque para ello renunciara a vivir mejor económicamente.
Pienso que no es fácil criar a un hijo, jamás imaginé que todo el mundo se considerara con derecho a opinar sobre todo, sobre si le doy el pecho, sobre si no le llevo a guardería, acerca de si sería mejor que fuera sin prótesis, de lo mal que lo estamos haciendo con el sueño y que no sepa dormirse solo, de su alimentación y lo poquito que comía... hasta ahora que con 30 meses ya podemos decir que si come.
Ahhhh y el gateo, potencié el gateo y lo hizo hasta los 14 meses, que de repente se levantó y no paró de andar, pero lo hacía mejor que los que no habían gateado, con una seguridad y elegancia que no tienen otros.
Me siento tan identificada con tantas madres que sufren las miradas inquisidoras de los demás, y ataques por dar el pecho, desde que todas mis amigas tienen hijos/as, siento que nuestras amistades han cambiado porque no piensan como yo, aplican el método Estivill, dan el biberón a los pocos días de nacer el bebé eliminando el pecho poco a poco, se atreven a pegar a los niños y castigarlos teniendo doce meses sólo, y luego cuando saco el pecho me piden que no lo haga delante de ellos/as, o me miran mal, al igual que la familia.
No comprendo por qué se nos hace sentir como si fuéramos malas madres. A veces en alguna discusión con mi propia madre cuando ella no entendía que no le diera un bibe a mi hijo o no le forzara a comer verduras. Pues ella, cuando le daba de comer a mi hijo le agarraba las manos, y yo me negaba a que lo hiciera. Le decía “¿pero no os dais cuenta que además tenemos la preocupación de la prótesis y de que nuestro hijo haya nacido así ¿por qué nos machacáis?”
Hace poco lo hablaba con otra mamá que tiene gemelos y uno de ellos con agenesia, le da el pecho a ambos y tienen ya 15 meses, me decía que además de la presión por dar el pecho y el resto de la crianza, sufrimos con los problemas de la Administración española y de cada comunidad para que se nos paguen las prótesis, y las luchas que tenemos debiendo recurrir a políticos o medios de comunicación para sensibilizar y de que se nos ayuden, que nos paguen el tratamiento de nuestros bebés, que dependiendo de dónde hayan nacido, en qué comunidad reciben unas ayudas u otras, y lo peor es que esta lucha no se acaba con la primera prótesis pues son niños, sufrimos mucho y tenemos que ser fuertes por nuestros hijos, que nos vean felices y hacerles la vida feliz.
Pero para positivo te contaré que mi hijo es maravilloso, es bueno, es listo como el hambre, habla mucho y muy bien para su corta edad, y yo creo que es por la lactancia y todo lo estimulado que está por estar conmigo y su familia, es cariñoso y con una gran empatía, además de sociable, y bueno que voy a decir yo que soy su madre, para mí el más maravilloso del mundo.
Si tuviera otro hijo, lo haría igual, le daría el pecho a demanda aunque fuera cada cinco minutos, le dormiría en brazos, le besaría muchísimo e intentaría amarle igual que amo a mi hijo, hace poco un familiar me dijo ¿merece la pena esta lucha que estáis llevando?
Y le dije: por mi hijo todo, sería injusto que no lo hiciera, vosotros lo hicisteis por vuestros hijos, yo también lucho, he luchado por darle el pecho hasta ahora, porque ya te digo al principio fue muy difícil con tanta presión de médicos, pediatras, familiares y gente externa a mi entorno, lucho para que no me afecte las preguntas en torno a la manita, lucho para no hacer caso cuando me dicen que no le coja en brazos, lucho para pasar de la pregunta ¿no lo llevas a la guardería?, luché para no obligarle a comer...
¡Qué dura es la crianza, pero merece la pena, porque siento que mi hijo es perfecto para mí!"


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