En los últimos posts dedicados a Sudáfrica os he mostrado mis sensaciones sobre el país, sobre el espectacular safari fotográfico que podréis hacer si visitáis esta tierra (ver post), o sobre su ciudad más cosmopolita Cape Town ... pero además, en los alrededores de Ciudad del Cabo, podremos aprovechar el coche alquilado para desplazarnos a disfrutar de auténticas joyas sudafricanas.
Os dejo a continuación algunas visitas obligadas, incluida la oportunidad de poder bañarse (lo siento, adjunto la primera foto en la que se me ve, pero no me podía quitar) con pingüinos.
Robben Island:Desde el Victoria & Alfred Waterfront (ver post) uno puede iniciar parte de un viaje al pasado menos amable pero más heroico de la ciudad ya que es allí desde donde parten los ferries hacia Robben Island, situada a pocos kilómetros de la costa (podéis apreciarla en la foto tomada desde Table Mountain), uno de los lugares más emblemáticos e importantes para la comunidad negra sudafricana, ya que fue allí donde Nelson Mandela, auténtico padre de la nación, estuvo encarcelado durante los oscuros años de represión política del apartheid, y donde se gestó gran parte del activismo político negro que posteriormente conduciría al país al proceso de transición democrática de los noventa. El Gran Blanco:
De perfil totalmente contrario al anterior, hay otra excursión muy habitual que también sale del Waterfront y que muchos turistas toman cuando se acercan a Ciudad del Cabo: ir a la búsqueda del Gran Tiburón Blanco (es sin duda el Carchadoron Carcharias uno de los animales más fascinantes que existen). Es cara (y sólo para muy osados -con título de buceo- si quieres meterte en la jaula) pero contemplar a estos perfectos depredadores (sólo les superamos los humanos) mientras les dan de comer, merece la pena. Cuando preguntamos, no era "época" o temporada de avistamientos, por lo que yo me quedé con las ganas de ir, sin embargo un buen amigo fotógrafo sí pudo hacerla. Simplemente, os muestro las estupendas fotos que hizo Felipe Foncueva y os invito a visitar su web, sin palabras
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Cabo de Buena Esperanza: En todo Sudáfrica la naturaleza se muestra grandiosa, y Ciudad del Cabo no es una excepción, pero no sólo en sus playas o los alrededores de la Table Mountain, también a unos kilómetros de la ciudad podemos encontrar uno de esos lugares que uno graba a fuego en su memoria para siempre: el Cabo de Buena Esperanza.Tras una serpenteante carretera rodeada de unos paisajes magníficos se encuentra el extremo meridional del continente africano y un histórico punto de paso de las navegaciones que circundan el continente desde Europa rumbo a Asia desde los siglos XV y XVI (lo descubrió Bartolomeu Dias, dando pie a que Vasco da Gama pudiera doblar el Cabo en 1497 en la primera vuelta al mundo).
La colonización/invasión de Sudáfrica empezó en la segunda mitad del siglo XVII. Los primeros fueron los portugueses, pero éstos consideraron importante sólo el Cabo (como una estación marítima de vital importancia para su navegación) y no se ocuparon de las regiones interiores. En 1652 se instalarán los colonos holandeses (boers) ya ocupando el interior del país. Posteriormente (primeros años del siglo XIX) llegarían los ingleses y las sangrantes guerras entre ambas poblaciones y las indígenas existentes (especialmente los zulús).
De todos modos, además de ser un sitio histórico y famoso entre otras cosas por los numerosos grandes barcos enterrados y ahogados en sus peligrosas aguas, las vistas aquí, en este punto de encuentro de dos océanos, el Atlántico y el Índico, son impresionantes e imprescindibles. Como muestra un botón:
Playas Desde Table Mountain uno puede divisar las innumerables e interminables playas que cercan la ciudad. Algunas son bastante exclusivas y hacen las delicias de locales y turistas, como Clifton, cuatro playas situadas al borde del Océano Atlántico (alrededor está uno de los barrios más exclusivos de todo el país, en las faldas de la montaña, y dotado de unas hermosas vistas del océano).Otra de las playas más emblemáticas es la de Bounders, a 30 kms de Ciudad del Cabo, lugar famoso por ser el punto de anidamiento de una colonia de cientos de pingüinos. La zona de anidamiento está acotada pero como los graciosos pingüinos no saben de límites, también invaden las playas de toda la zona, incluidas las playas abiertas para los turistas.
¡El agua estaba helada pero no pude desaprovechar la oportunidad de bañarme con ellos!
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Bueno estimados lectores, me despido hasta próximas novelas y próximos viajes... ¡sed buenos este año 2016 que comienza!