Revista Cocina

Surrealismo total, parte I (croquetas de queso)

Por Endulcemonos Teresa Osorio @endulcemonos75

Ni que se tratara de una impactante y onírica imagen del gran maestro Dalí, este sábado viví una serie de pequeñas calamidades, que nos sacaron a mis acompañantes y a mi unas cuantas sonrisas; pero antes de contaros lo acontecido, os tengo que hacer dos preguntas, que irán acompañadas de sus correspondientes respuestas: ¿Qué hace una persona del pueblo cuando va a la ciudad?, pues nada, no hace nada, pasa totalmente desapercibida, integrándose perfectamente en el bullicio urbano. ¿Que hace una persona de la ciudad en el pueblo? , normalmente también se integra, pero hay algunas veces que lo único que hace es dar el cante, hacer el paleto de una forma tan surrealista, que hasta da la impresión de que lo tenía todo preparado . . . Después de comernos una maravillosa paella, hecha por una chef sin igual, y regarla con el estupendo y novedoso caldo, de la joven y prometedora bodega "Terras do Sindín", nos dispusimos a dar un paseito por el pueblo de mi amiga, al que habíamos ido aprovechando un milagroso día despejado entre tanta lluvia que nos acompaña. Nos metimos por el monte, errorrrrrrr!!!!, y empezaron los traspiés, uno tras otro. Bajando por una cuesta de una pendiente del 70%, mas o menos, le decimos a los niñ@s "Despacito por favor",  pero, inmediatamente, uno de ellos empieza a coger velocidad gritando: "Mami es que esta cuesta me hace correrrrrrrrrr", y empieza a acelerar con sus ricitos al viento, hasta que su madre coraje fue capaz de alcanzarle antes de que se empotrara contra otro de los niños, y se formase un alud de humanos. Se corta nuestro camino, porque llegamos a terreno húmedo y fangoso, y ,claro!!!, por qué vamos a dar la vuelta pudiendo subir por un murito de piedras de un metro por un metro!!! El valiente del grupo se sube, y empieza a pasar a los niñ@s uno a uno, con una sorprendente destreza por parte de los pequeños, que, rapidamente, están en el otro lado . . . mi amiga y yo decidimos ir por el borde del camino fangoso, y al primer paso, mi estupendo botín izquierdo, de serraje y borreguillo, con tacón de madera (calzado ideal para pasear por el monte), se hunde totalmente en el barro empapándome el pie; decidimos dar la vuelta y esperar a que el valiente nos ayude a pasar el muro. Subo de primera, agarrada firmemente a su mano, pero la piedra de 1x1 no es suficiente para los dos  y mi amigo se cae del muro abajo encima de unas silbas (por suerte secas), después de comprobar que estaba sano y salvo (el desastre habría sido mayor si me llego a caer yo encima) miramos a los niñ@s, que no nos sacaban  el ojo de encima, con cara de asombrados, como diciendo "est@s son gilipollas, primero van por el camino,algo que nos prohibieron a toda costa que hiciesemos, y se hunden en el fango, y luego se tiran  del muro abajo"; cuando llegó el cuarto adulto, que se había retrasado un poco porque iba sacándole fotos a todas las piedras, hojas, musgo e insecto que se encontraba a su paso, decidió ir por el camino, pese a que le insistimos que no lo hiciera, y al tercer paso su tenis se hundió, como si de arenas movedizas se tratase, dejándolo atrás sin darse cuenta y metiendo su pie descalzo en todo el barrizal, ahora si que los niñ@s no daban crédito a lo que estaba pasando, y nosotr@s teníamos tal ataque de risa que no podíamos continuar . . . Aquí termina la primera parte de "viaje al surrealismo", y os dejo un sabroso aperitivo, que ya me gustaría a mi tenerlo a mano mientras estaba subida al murito, para coger fuerzas y continuar el camino.
Croquetas de queso azul
Ingredientes:

  • 500 ml de leche
  • 80 gr de harina
  • 50 gr de mantequilla
  • 25 ml de aceite
  • 100 gr de queso azul
  • Sal
  • Pan rallado
  • Harina
  • Huevo

Ponemos en una sartén la mantequilla con el aceite. Cuando se haya derretido la mantequilla, añadimos la harina y removemos bien. Vamos añadiendo una pizca de sal y el queso troceado. Seguimos removiendo hasta que la bechamel se despegue de la sartén. La ponemos en una fuente y la dejamos enfriar en la nevera como mínimo dos horas. Transcurrido ese tiempo hacemos la forma de las croquetas. Las pasamos primero por harina, luego por huevo batido y finalmente por pan rallado. Freímos en abundante aceite y listas para comer.

surrealismo total, parte I   (croquetas de queso)

croquetas de queso azul

 


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