Me entusiasma la trufa. Sólo su aroma cuando se ralla o se pica te transporta a un paraíso culinario. Aunque su precio es elevado, con un poco del hongo nos basta y un día es un día...
La otra noche nos fuimos a cenar una pizza al madrileño Ouh Babbo, uno de los mejores italianos de Madrid. Esa era mi intención, pero cuando olí la trufa rallada en la mesa de al lado, no pude evitar pedir este plato que ahora recreo.
Si tenéis una cena romántica no dudéis en hacer este plato. Los ingredientes, salvo la trufa, son muy sencillos y el resultado es para enamorar...
Para 2 personas:
- 250 g de tagliatelle frescos
- 2 huevos de corral (a poder ser)
- 1 trozo de trufa (la venden en frasquitos de cristal)
- aceite de oliva a la trufa (si no tenéis entonces usad aceite de oliva normal)
- sal
- queso parmesano recién rallado
Se cuece la pasta en abundante agua salada según instrucciones del fabricante (no mucho tiempo al ser fresca)
Mientras tanto se pone en un cazo a hervir agua con un poco de vinagre. Se pone en una taza un trozo de papel film, se casca encima un huevo, se salpimenta y se cierra como si fuera un paquetito. Se hace lo mismo con el otro huevo. Yo les pongo una pinza de cerrar paquetes o bien podéis poner una cuerda y hacer un nudo.
Se introducen los paquetes en el agua hirviendo durante 4 minutos.
Se escurre la pasta, se saca el huevo del paquetito con cuidado de no quemarse y se coloca encima. Se añade un chorro de aceite a la trufa. Se ralla inmediatamente la trufa y se espolvorea por encima y se hace lo mismo con el queso.
Se sirve inmediatamente. Para comerlo se remueve bien todo, para que la yema del huevo impregne la pasta.