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tal para cual

Publicado el 25 septiembre 2010 por Ana Laura
Esta semana hubo receso primaveral en los cursos y viajé con mi familia a Montevideo, la capital del país, a la casa capitalina de mis padres.
Como siempre que vamos a Montevideo, mi hija Elisa salió de compras con mamá. El primer día, o sea el lunes, la abuela le compró dos pares de zapatos deportivos, ocho remeras, un vestido, una Confessions of a Shopaholiccamisa y una blusa fina para fiestas.
La noche del martes revolvió el antiguo ropero que compartíamos con mi hermana y encontró cinco jeans que le quedan perfectos -y que ni ahí se nota que tienen 25 años, una solera floreada que solo necesita acortarse un poco y el disfraz para el próximo Halloween (un vestido negro estilo femme fatale de mi hermana que con muy pocos cambios y un poco de maquillaje la convertirá en la vampira más sexy de Piriápolis, mi dios), además de un pantalón de radzimir color bronce y otro de cuerina negros que habían sido de mi prima Sonia; como no tenía nada con qué usar el pantalón bronce, la abuela compró tela para hacerle una blusa, y ya que estaban, unas caravanas a juego.
El miércoles en la tarde fuimos a la primera prueba del vestido de quince; Elisa eligió el bordado para el corsé (en cristal y plateado) y le regalaron una tiara de strass para complementar. Al salir de la tienda, fuimos a comprar las sandalias (plateadas con broche de strass) de taco alto para entrar a la fiesta y unas zapatillas con lentejuelas blancas para cuando empezara el baile.
Por último, ayer visitamos el Shopping Centre y salió con un libro en las manos (‘Ghostgirl’ de Tonya Hurley) y una ‘cuarto de libra con queso’ de McDonald’s en el estómago.
¿Quién dice que las vacaciones no pueden ser divertidas?
(o que mi hija no está muy malcriada)
(o que mi madre no malcria mucho a mi hija)
(o que no son tal para cual)
(o que yo no las dejo...)


EriSada

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