En mi casa la pasta es una apuesta segura. Mis hijos son deportistas y necesitan ingerir gran cantidad de hidratos de carbono para tener reservas energéticas. Hoy he combinado los tallarines con pollo, para así incluir las proteínas que aportan las carnes magras, y las vitaminas y antioxidantes vienen representadas por la rúcola y el tomate.
Es un plato único al que nadie se resiste. En lugar del pesto tradicional de albahaca, la rúcola, junto con las nueces es un sustituto genial.
Para 4 personas:
- 300 g de tallarines frescos
- 4 filetes de pechuga de pollo cortados en tiras
- 3 tomates rojos
- 150 g de rúcola
- 150 mL de aceite de oliva virgen
- un puñado de nueces
- 50 g de queso parmesano molido (en polvo)
- 1 diente de ajo
- el zumo de medio limón
- hierbas provenzales (tomillo, orégano...)
- sal
Se pone un poco de aceite en el fondo de una sartén, se calienta y se añade el pollo en tiras y rehogándose unos instantes hasta que se dore. Se incorporan las hierbas provenzales y el zumo de limón, se salpimenta y se deja que se cocine unos minutos.
Se lava y seca la rúcola. Se pone en el vaso de la batidora casi toda la rúcola, excepto unas hojas que reservaremos para el pato, el diente de ajo, el queso rallado, sal y unas nueces picadas. Se pasa el brazo de la batidora eléctrica, incorporando el aceite a hilo, como si hiciéramos una mayonesa. Debe quedar una salsa espesa con un verde muy intenso.
Se hierve la pasta según instrucciones del fabricante (unos 3-4 minutos máximo) y mientras se cortan los tomates lavados y secos en dados.
Se emplata con el pollo templado encima de la pasta recién cocida, se dispone el tomate por encima, junto con unas hojas de rúcola y se salsea con el pesto de rúcola. Se sirve inmediatamente.