Bravo, por fin una película de corte social (con el estigma que eso supone), que, sin adoctrinar, consigue hacer reflexionar. Reflexionar sobre el mundo, sobre uno mismo, sobre lo que pensamos y decimos frente a lo que hacemos. Pero además, engancha y emociona.
También la lluvia narra tres historias que se funden: la de Costa (Tosar) y Sebastián (García Bernal), que se trasladan a Bolivia con todo su equipo para rodar una película de época; la de la explotación indígena con la llegada de Colón a América; y la de la Guerra del Agua, protestas indígenas acaecidas en Bolivia en el año 2000 mientras se rueda la película. Pero, en realidad, la primera es el medio para relacionar las otras dos en una sola historia, la Historia de siempre: la de la explotación de los más débiles para enriquecer a unos pocos. Porque del nivel más intimo de los protagonistas, viajamos al nivel general de los acontecimientos históricos, y nos recuerda la grandeza de las cosas pequeñas, que muchos pocos hacen un mucho, y que la Historia, al final, la hacen las personas.
La sola presencia de los actores protagonistas ya es motivo suficiente para ver la película (lo reconozco, mi motivación para verla fue Gael, es tan guapo…). Como no podría ser de otra manera, tanto Luis Tosar como Gael están estupendos, sin olvidarnos de Karra Elejalde, ¿¿es que nadie va a dar un papel protagonista a este actorazo?? Incluso el riesgo que supone trabajar con tanto actor no profesional es superado y, a medida que transcurre la historia, casi hasta lo olvidas.
Es ésta una película española (con el estigma que eso también supone) con un buen guión, capaz de hilvanar las tres historias en una. Bien realizada (gracias Icíar, una vez más). Coherente y compacta en su factura, ya que, incluso usando distintas técnicas, grabando cámara al hombro o usando imágenes de archivo, no se pierde el sentido de unidad.
Y prometo que los canapés del pase de prensa no han influido en mi opinión sobre la cinta.
ANDREVA