Siempre les cuento cómo nace la receta de la semana. Esta vez no será la excepción, aunque su naturaleza no provenga de ninguna estirpe muy sofisticada. Sin embargo - pese a su humilde origen - los resultados dejaron más que conformes a cocinera, degustadores oficiales y público presente.
Esta tarta nace (como casi todo) con una madre y un padre: la madre de la cuestión no es, ni más ni menos, que la madre de la que suscribe. Es que mi mamá es una señora encantadora que cuando visita la verdulería o el mercado y encuentra algún producto en estado óptimo me lo compra sin mayores miramientos. No le importa si mi heladera explota de la fruta o verdura en cuestión o si recién llego a casa con 3 ó 4 paquetes de lo que ella acaba de comprarme. No, de ningún modo. Porque ella siempre, siempre piensa que es poco, que la verdura reduce su tamaño al cocinarla, que somos muchos y de buen diente...
Como podrán imaginarse - más allá de las toneladas de determinados vegetales que preparo de las mil y una maneras para que en casa nadie se aburra ni terminen llamando al delivery, hartos de ver lo mismo en la mesa (¿Ahora entienden cómo nacen algunas recetas de este blog?) - recibo con mucho cariño los mimos de mi madre y me pongo manos a la obra en la cocina.
Así surgió esta receta: de un kilo de hermosas frutillas con las que mamá se topó en la verdulería. Ahora falta que les diga quién es el padre de la preparación: Hace algunas semanas estoy probando algunas ideas para nuevas masas de tartas. Ésta es una de ellas (y pronto iré incorporando las otras nuevas masas base para que, a la hora de preparar tartas dulces o saladas, tengan otras opciones sanas y deliciosas de donde escoger).
Me pareció que la propuesta podría ser muy gustosa, especialmente si preparaba una rica combinación entre los ingredientes de la masa y un relleno distinto al tradicional de tartas de frutillas (con gelatina, cremas pesadas, ganaches...) que no digo que no sean ricas, pero quería preparar algo diferente.
Aquí pueden leer qué ingredientes necesitarán para realizar esta receta.
Si bien es cierto que el título del post es tarta y en las fotografías verán tartas (o tartitas porque están preparadas en moldes individuales de 10 centímetros de diámetro), todo tiene una explicación: decidí hacer la versión individual para poder convidar y compartir (en formato pequeño, preparamos unos paquetitos encantadores y nuestro presente se convierte en un regalo con todas las letras). En fin, que cada quien la prepara como más le gusta y tema solucionado.
Para realizar la masa, colocá en un bol 3 cucharadas de azúcar integral y 1/4 taza de agua natural. Disolvé el azúcar en el agua, agregá 1 pocillo de aceite neutro y 1 huevo de campo u orgánico ligeramente batido. Integrá todo e incorporá los ingredientes secos, previamente mezclados (100 gramos de avena entrefina, 150 gramos de harina leudante y 2 cucharadas de semillas de amapola).
Con cornet (esa espátula de panadero, de metal o plástico, que se emplea para amasar sin tocar la masa con las manos) sobá la preparación hasta integrarla bien, logrando un bollo de textura tersa y algo húmeda. Envolvelo en papel film o similar y dejalo descansar en la heladera por unos 20 minutos.
Mientras tanto, prepararás el relleno. En este punto, tengo que hacer una salvedad importante: la primera parte del relleno de esta tarta lo prepararás la noche anterior o la mañana (bien temprano) del día en que realizarás la receta porque, de ese modo, lograrás el sabor deseado (ya vas a entender de qué te hablo).
Para preparar el relleno, cortarás en pequeños trocitos 500 gramos de frutillas previamente lavadas y sin cabitos. Colocarás las frutillas en un bol junto con la ralladura de 1 naranja y 6 cucharadas de azúcar integral. Bien tapado, lo dejarás descansar en la heladera hasta la mañana siguiente (o vaaaarias horas más tarde) y, luego, añadirás a la preparación anterior 4 cucharadas de fécula de maíz, 2 cucharadas de queso crema light (o reducido en grasas) y 50 gramos de chispas de chocolate semiamargo.
Mezclá bien para integrar los ingredientes, procurando que se desarme el queso y que la fécula de maíz no forme grumos.
Una vez que la masa descansó en la heladera, la dispondrás sobre la tartera elegida (no es necesario que la untes con manteca, aceite o cualquier otra materia grasa), pincharás el fondo con un tenedor para evitar que se levante mucho al llevarla al horno y la cocinarás por 5 minutos en horno moderado (200° C). Sólo es necesario que "haga piso" y la masa no se ablande cuando coloquemos el relleno (que, como podrás ver, es bastante líquido).
Cuando la masa ya esté lista para recibir el relleno, cubrí con la preparación de frutillas la tarta y cocinala por unos 25 minutos.
La masa de esta tarta (o tartas) quedará suave, de un ligero color acaramelado (por acción del azúcar integral) y con un sabor muy rico, a la vez que delicado.
El relleno - apenas saques la tarta del horno - tendrá una textura similar a la de una mermelada; pero, una vez que se vaya enfriando, quedará suave, muy perfumado, con ligeros toques de chocolate que combinan de maravilla con las frutillas y la naranja (sólo con su ralladura también es una protagonista importante de esta receta) y con una textura más cercana a una crema con más cuerpo.
Si estás buscando una masa para tartas distinta: más liviana, que incorpore avena (que, a veces, la utilizamos bien poco en la cocina o la encasillamos en ciertas preparaciones, cuando deberíamos emplearla más por su versatilidad y sus bondades) y que te permita lucirte con algo novedoso, ésta es la receta. Pero, además, es la oportunidad ideal para preparar un relleno de frutillas distinto (sin tanta grasa y que caiga menos pesado).
En verdad, las tartas quedan suaves, livianas, ligeras, no caen pesadas y son sabrosas, distintas...
Recordá un par de tips útiles a la hora de elegir y conservar frutillas (especialmente, para quienes se inician en la cocina): Buscá siempre aquellas que estén más rojas, gorditas y firmes.Las más pequeñas suelen ser las más sabrosas.No las laves ni les quites los cabitos hasta el momento de utilizarlas. De esa manera, se mantendrán más lozanas y frescas.
Con el dulzor exacto, mucho perfume y la interesante combinación de avena, semillas de amapola, frutillas, naranjas y chocolate. Ligeras, delicadas, diferentes. Aquí está, esta es mi nueva tarta de frutillas. Probala y después me contás qué te pareció.¡Hasta la semana próxima! ¡Que la pases muy bien!