Me imagino que cuando Nieves vea esta tarta pensará en que no me he podido resistir al queso, y tiene toda la razón del mundo, pero realmente esta tarta es de aprovechamiento. De aprovechamiento porque todo lo que lleva estaba a punto de echarse a perder en el frigorífico, y lo que hice fue un pupurri con todo ello.
Las ciruelas no eran especialmente dulces y llevaban demasiados días esperando un alma caritativa que les hincase el diente, el queso era una tarrina que había comprado para otro menester y que estaba a punto de rebasar la fecha de caducidad, lo mismo que pasaba con la masa.
La tarta resultó riquísima, pero el traslado aún caliente a casa de un familiar hizo que no llegase en perfecto estado de presentación. Aún así os dejo la receta.
Ingredientes:
- Masa quebrada
- 650 gr de ciruelas pesadas ya sin hueso
- 500 gr. de queso fresco
- 150 gr. de azúcar moreno
- 3 huevos
- 1 cucharada de canela
- 1 cucharada de anís en grano
- 1 cucharada de extracto de vainilla
Elaboración:
Engrasamos un molde ondulado tipo quiche, pero más alto, y lo forramos con la masa quebrada, apretamos bien la masa, recortamos el sobrante y la pinchamos por toda la superficie con un tenedor.
Quitamos el hueso a las ciruelas y troceamos en cuartos todas menos una, que la cortaremos en gajos. Esta última la reservamos para decorar al final.
En un robot de cocina o en la Thermomix, vamos poniendo todos los ingredientes, trituramos y vertemos la mezcla en el molde.
Colocamos por encima los gajos de ciruela y metemos al horno previamente precalentado a 200º durante 40-50 minutos. Hay que ir viendo que esté cuajada.
Una vez lista la dejamos enfriar sobre una rejilla y servimos templada o fría.
Un estupendo aprovechamiento que podemos hacer con otras frutas medio caducas ;)
Bon appétit
NOTA: Marisa de Thermofan y Rosalía de Rossgastronómica publican todos los días uno de cada mes estupendas recetas de aprovechamiento. Esta tarta va por ellas.