Tarta de kiwi. Tenía varios kiwis rebeldes en la nevera desde hacía varíos días. No nos poníamos de acuerdo respecto a la hora de ingerirlos, así que me decidí a utilizarlos como ingrediente de alguna tarta. Se me ocurrió que podía hacer una mousse de kiwi y utilizarla como elemento principal del invento.
La tarta de mousse de kiwi es una tarta fácil que se elabora de forma rápida y con resultados muy vistosos. Además de la mousse, la tarta está rellena de una crema de mantequilla y Kiwi que, al enfriarse, está riquísima...
El molde que utilicé para elaborar esta tarta es un molde pequeñito, de no más de 11 o 12 cm. de diámetro. Se consiguen resultados espectaculares: la tarta gana en altura y, al tener poco diámetro, la presentación en plato es mucho más atractiva.
Respecto a la elaboración, lo más complicado (pero fácil en esencia) es la preparación de la mousse de kiwi. Aquí os dejo algunos consejos:
- Yo utilicé gelatina en hojas (6 hojas en total). La próxima vez lo haré con gelatina en polvo (1 sobre). Me gusta más. De hecho, la próxima tarta que voy a colgar la hice de esta manera y el resultado me resultó bastante satisfactorio.
- Para realizar la mousse de kiwi utilicé 8 kiwis, 200 ml. de nata para montar y 2 claras de huevo. Creo que podría salir más consistente si añadimos una tercera clara y el doble de nata. Aunque con las proporciones que yo utilicé, obtendréis una crema de kiwi muy buena, si añadís los ingredientes mencionados (1 clara más y 200 ml. más de nata) obtendréis una mousse de kiwi para tomarla como postre y estará un poco más "dura".
Ingredientes de la tarta de kiwi:
Bizcocho:
- 2 huevos.
- 50 gr. de azúcar blanco.
- 10 gr. de azúcar avainillado.
- 40 gr. de harina de repostería.
- 25 gr. de avellanas molidas.
- 1 sobre de levadura en polvo (16 gr.).
- Mantequilla para embadurnar el molde.
- 8 kiwis.
- 200 - 400 ml de nata para montar (cuanto más, más consistente).
- 15 gr. de azúcar glass por cada 100 ml. de nata para montar (opcionales).
- 2-3 claras de huevo (cuantas más, más consistente).
- 6 hojas de gelatina neutra (o bien un sobre de gelatina neutra - 10gr.).
- 150 gr. de mantequilla sin sal. Recomendable a temperatura ambiente, es decir, maleable.
- 75 gr. de azúcar glass.
- 200 gr. de queso Quark.
- 100 gr. de mousse de kiwi.
- Crocanti de avellana o de almendra.
En primer lugar, preparamos la mousse de kiwi.
Ponemos a remojar las hojas de gelatina en agua fría.
Trituramos los Kiwis y los pasamos por un colador para eliminar las pepitas negras:
Montamos las claras. Si tenéis dudas, podéis consultar cómo montar claras a punto de nieve.
Montamos la nata. No añadimos más que el azúcar. Suelo añadir 15 gr. de azúcar por cada 100 ml. de nata. En este caso, 30 gramos, porque utilicé 200 ml. de nata para montar.
A continuación, añadimos el kiwi a la nata montada. Mezclamos todo con movimientos envolventes, de abajo arriba.
Vertemos las claras de huevo sobre nuestra mezcla de kiwi y nata. Mezclamos todo el conjunto, utilizando movimientos envolventes.
Retiramos del agua las hojas de gelatina. Exprimimos las hojas sobre un cazo, las mezclamos con una par de cucharadas de la mezcla de claras, nata y kiwi. y calentamos hasta disolver (sin que llegue a hervir).
Añadimos este pequeño preparado de gelatina a la mezcla de nata, clara y kiwi restante. Movemos con de manera envolvente y metemos en la nevera para que cuaje.
Continuamos preparando el bizcocho.
Precalentamos el horno a 175 ºC.
Separamos las claras de las yemas.
Batimos las yemas junto con el azúcar y el azúcar avainillado hasta que tengamos una mezcla espumosa. Mezclamos con la harina y las avellanas (previamente trituradas).
Montamos las claras a punto de nieve (recuerda que puedes consultar cómo montar las claras a punto de nieve). Integramos, utilizando movimientos envolventes, las claras con la mezcla anterior (de harina, yemas, azúcar y avellanas). Esta operación puede ser costosa, por lo que si no tenéis más remedio, os recomiendo utilizar finalmente la batidora. Si no batís, vuestro bizcocho será más esponjoso.
Vertemos la mezcla sobre un molde (yo utilicé uno de 12 cm. más o menos), previamente engrasado, e introducimos en el horno durante 25 minutos. Podemos comprobar si el bizcocho está hecho pinchando un cuchillo o una brocheta en el centro. Si sale seco, el bizcocho está hecho.
Aquí tenéis como me quedó el mío. La parte de arriba no ha quedado muy lisa, pero esto no es problema: cuando cortemos el bizcocho, le daremos la vuelta a esa parte, poniéndola boca abajo.
Ahora continuamos preparando la crema de mantequilla.
Es recomendable que hayamos extraído la mantequilla del frigorífico con la suficiente antelación para poder batirla con comodidad.
Batimos la mantequilla con el azúcar glass hasta obtener una mezcla espumosa. A continuación, agregamos el queso y la mousse de kiwi removiendo todo el conjunto para que nos quede bien integrado.
Cortamos el bizcocho dos veces horizontalmente (es decir, sacamos tres planchas de bizcocho). Recordad que mi molde tenía poco diámetro, lo que contribuyó a que el bizcocho creciera más y saliera lo suficientemente alto. Si vuestro bizcocho no ha crecido mucho y pensáis que podéis tener dificultades para sacar tres planchas, cortadlo sólo una vez y sacad dos.
Repartimos la crema de mantequilla sobre una plancha. Ponemos encima la siguiente y seguimos repartiendo crema de mantequilla... Así hasta la última plancha, sobre la que no pondremos nada. Aquí os dejo cómo me quedó a mí. Si os fijáis, tal y como os dije anteriormente, a la plancha de arriba le hemos dado la vuelta, para que nos quede lisa:
Ya sólo resta distribuir la mousse por los bordes y la parte superior de la tarta. Nos ayudamos de una espátula para ir alisando.
Para la decoración utilicé crocanti de avellana que tenía reservado desde que preparé la tarta de manzana y nata. Si no queréis hacerlo, podéis comprarlo (de avellana o de almendra).
Si os atrevéis a hacerlo por vuestra cuenta, el procedimiento es el siguiente: le quitamos la piel a las avellanas (las escaldamos, poniéndolas en agua hirviendo durante 30 segundos). Vertemos las avellanas sobre una superficie lisa y embadurnada con un poco de aceite.
Preparamos un almíbar a nuestro gusto. Yo suelo hacerlo con medio vaso de agua y un vaso de azúcar. Cuando lo tengamos a punto de hebra, lo vertemos sobre las avellanas.
Dejamos que se cuaje unos minutos y levantamos el conjunto con una espátula.
Troceamos el conjunto almíbar-avellanas y lo trituramos: podemos hacerlo con un mortero o con la trituradora. Tened cuidado con esto último para que no se nos reduzcan a polvo.
Si queréis, para que el crocanti os quede más limpio, podemos pasarlo por un colador para eliminar los restos de polvo de azúcar que nos queden.
Una vez disponible el crocanti, lo vamos añadiendo sobre los laterales de la tarta y muy sutilmente por la parte de arriba, según vuestro gusto.
Si tenéis un cortapastas, podéis poner una figurita de kiwi en la parte superior.
Eso es todo. Espero que esta tarta de kiwi (o de mousse de kiwi) os guste tanto como a mí y, sobre todo, que os lo paséis genial mientras la preparáis. Hasta pronto y buen apetito!!!!