Revista Cocina

Tarta de limón (sin horno)

Por Juan Fran @ZasOlla
Tarta de limón (sin horno)
Seguro que después de una buena comida todos estáis esperando el postre con ansia. El problema viene cuando el postre es tan espeso y con una consistencia digna de algunos materiales de construcción. Esto suele ocurrir con muchas tartas de tipo chocolate, que vale que están súper buenas, pero después de una comilona familiar o cena de cumpleaños resultan más que pesadas. Las tartas de queso también son una maravilla, pero también resultan muy pesadas a veces. 
Pero no os preocupéis, que traigo la solución. De los creadores de los vasitos de chocolate y lima y de los sorbetes de limón llega vuestro próximo postre digestivo favorito, la tarta de limón. Sin queso y sin una cantidad excesiva de azúcar, perfecta para aligerar las digestiones dignas de un chuletón de buey wagyu.
Con su base súper crujiente de galleta, su textura tipo mousse y su capa de gelatina de limón casera (nada de sobres) esta tarta os hará perder todos los sentidos.
Ingredientes para un molde de 25cmPara la base
  • 25 galletas de maría tipo dorada
  • 50-60gr de mantequilla (NO margarina)

Para la gelatina
  • Dos vasos de agua
  • Zumo de dos limones
  • Ralladura de un limón
  • Dos cucharadas de azúcar
  • Cuatro láminas de gelatina neutra
  • Colorante amarillo

Para el resto
  • 4 claras de huevo
  • 300ml de leche condensada
  • Zumo de 3 ó 4 limones
  • Ralladura de tres limones
  • 4 cucharadas de azúcar (opcional)
  • Seis láminas de gelatina

PasosPara la baseSi habéis leído la receta de la cheesecake o la tarta de limón y frambuesa ya sabéis como se hace esta base. Triturad unas 25 galletas maría tipo dorada en un mortero o en un procesador de alimentos hasta que estén completamente trituradas. Añadid la mantequilla en pomada (o sea, blanda) y mezcladlo todo muy bien hasta que esté homogéneo. Extended la base de galleta sobre vuestro  molde desmoldable o similar y presionad con la cuchara o con un vaso para que se quede lo más compacto posible. Cubrid con un film y metedlo en el frigorífico mientras hacemos los demás pasos.
Para la mousseLos pasos son similares a los que seguí cuando hice los vasitos de chocolate y lima. Lo primero que vamos a hacer es poner la gelatina a hidratar en agua. Mientras tanto, tenéis que mezclar la leche condensada, el zumo y la ralladura de los limones. Con la ayuda de unas varillas eléctricas mezcladlo muy bien hasta que también suba un poco la mezcla y aumente un poco de tamaño.
En un bol bien frío tenéis que poner las claras de los huevos y, con la ayuda de unas varillas eléctricas, tenéis que montar las claras a punto de nieve. A mí me gusta ponerle unas cucharadas sopera de azúcar, para que coja consistencia y se mezcle luego mejor a la hora de hacer la mousse, pero no estáis obligados a hacerlo.
Muy bien, ya tenemos la leche condensada mezclada con el limón y las claras montadas a punto de nieve. Para que todo salga como debe ser vamos a calentar las láminas de gelatina neutra en un cazo con un poco de agua, con unas cuatro cucharadas soperas podría ser suficiente. Calentadlo a fuego bajo, ya que no queremos que la gelatina hierva.
Cuando la gelatina se haya disuelto completamente mezcladla rápidamente con la leche condensada para que se integre a la perfección. Ahora, con una espátula de madera o de silicona tenéis que ir añadiendo poco apoco las claras montadas a la leche condensada. Id mezclandolas con movimientos envolventes para que no se rompan las burbujas de aire. Hacedlo poco a poco hasta que todo se haya mezclado correctamente y de forma homogénea. Verted vuestra mousse sobre la base de galleta que teníamos en el frigorífico. Alisad la superficie de arriba, cubrid con un papel film y mantenedlo en el frigorífico un par de horas para poder ponerle la capa de gelatina encima.Para la gelatinaMás fácil imposible. Hidratad las cuatro láminas de gelatina neutra en agua. Mientras esperamos podéis mezclar los dos vasos de agua, el zumo y la ralladura de limón y el azúcar en un cazo a fuego medio o alto, pero sin que llegue a hervir. Adicionad las láminas de gelatina cuando se hayan hidratado perfectamente y mezclad con ganas, que se disuelvan sin que queden grumos. Si queréis que esta gelatina se quede de color amarillo limón  (o amarillo plutonio),  añadid unas cuantas gotas de colorante alimentario amarillo, a vuestro gusto. Cuando todo esté bien disuelto podéis verterlo sobre la capa de mousse de vuestra tarta, pero con cuidado. Es recomendable que la capa de mousse esté bien fría, para que la mousse pueda soportar bien la capa de gelatina caliente. 
Dejad que esta última capa gelifique en el frigorífico durante unas cuantas horas, aunque si lo hacéis de un día para otro más que mejor. Lo único que os quedará ya es desmoldar la tarta y devorarla como si no hubiera mañana.
Enjoy!

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