La primera vez que vi esta tarta guardé la receta porque sabía que quería probarla, pero últimamente la he visto varias veces y me he dicho que esto era una señal, que tenía que hacerla ya, y que mejor motivo que el 89 cumpleaños de mi suegro.
Esta tarta la ideó la periodista británica Nigella Lawson y como vemos por su nombre, está realizada con cerveza negra. La tarta tiene un sabor diferente a todas las que he probado, pero os puedo asegurar que está buenísima, vamos, que crea adicción.
El bizcocho, de un color casi negro se deshace en la boca, y el frosting de queso le aporta el toque definitivo, armonizando a la perfección con el bizcocho. Además simula la espuma de la cerveza en la decoración de la tarta.
Tengo que decir, que como suelo hacer casi siempre, sustituí la mantequilla de la receta original por aceite de olvia virgen, en concreto Sabor D' Abans, una maravilla de la variedad alberquina.
Esto es lo que necesitamos para la realización del bizcocho:
1 lata de cerveza Guinness
250 gr. de aceite de oliva virgen Hojiblanca
75 gr. de cacao en polvo
350 gr. de azúcar
140 ml de nata líquida 35% materia grasa
2 huevos
1 cucharadita de vainilla líquida
250 gr. de harina
2 1/2 cucharaditas de bicarbonato
Para el frosting:
300 gr. de crema de queso (usé tipo Philadelphia Ligth)
150 gr. de azúcar glas
350 ml. de nata líquida 35% mat. grasa
En una cacerola ponemos la cerveza a calentar con el aceite de oliva virgen, removiendo para que se mezcle bien y antes de que rompa a hervir la retiramos del fuego y reservamos.
En un bol ponemos todos los ingredientes secos, cacao, azúcar, harina y bicarbonato y removemos bien hasta que quede una mezcla homogénea.
En otro bol vamos a poner los ingredientes húmedos: huevos, vainilla y nata y los mezclamos con las varillas.
Cuando esté bien mezclado añadimos la mezcla de cerveza y seguimos con las varillas hasta que queden todos los ingredientes perfectamente integrados.
Ahora vamos vertiendo los ingredientes húmedos sobre los secos y batimos enérgicamente para que se mezclen sin grumos.
En un molde previamente engrasado o de silicona, vertemos la mezcla e introducimos en el horno, previamente precalentado a 180º durante 50' apróx. Como el horneado difiere un poco de un horno a otro, os recomiendo que vayáis viendo como está pinchando con una brocheta en el centro del bizcocho.
Una vez cocido, le dejamos enfriar en una rejilla y nos dedicamos a preparar el frosting de queso.
Tenemos que mezclar la crema de queso con el azúcar glas con la batidora o el robot de cocina ,,,
y por otro lado montamos la nata, que tendremos bien fria, con las varillas eléctricas (a mano también se puede, pero para eso hay que tener buenos brazos, je, je).
Mezclamos con cuidado la nata con la mezcla de queso y cubrimos el bizcocho, dejando que caigan chorretones por los laterales.
Ahora sólo nos queda disfrutar de esta tarta, aunque yo os recomiendo que la dejéis unas horas en el frigorífico antes de servir.
Casi todos los que la probaron repitieron, mi hija Tamara ya me ha pedido que le haga una para ella porque se quedó con ganas de más y mi marido llevaba varios días pidiendo un bis.
Tamara, lo siento hoy es tu cumple, pero tenía otra tarta pensada para ti que verás esta tarde (y vosotros próximamente). Pero no te preocupes que esta cae de nuevo
Tenéis que probarla, os aseguro que no os arrepentiréis.
Bon Appétit