La comida entra por los ojos y una buena presentación, es decir, un buen continente ayuda a convencer con el contenido.
La receta de hoy es un homenaje a la clase de Plástica del colegio. Inmediatamente me ha trasladado a mi infancia, cuando había que recortar cartulinas de colores y hacer composiciones con ellas.
El jamón y el queso siempre han sido buenos compañeros, `pero en lugar de hacer el clásico bocata, hoy me he decidido por este "pintón" hojaldre.
El queso utilizado es Camembert, pero podéis usar cualquiera de pasta blanda, como el Brie o las deliciosas tortas extremeñas o bien un queso Havarti que funda bien. También, en lugar de jamón serrano se puede incorporar jamón de York, pavo o salmón ahumado.
El Camembert es un queso untuoso y blando procedente de la región francesa de Normandía. Su origen se remonta a 1791, cuando una granjera del pueblo de Camembert llamada Marie Harel refugió en su casa (durante la Revolución Francesa) a un sacerdote de Brie que le enseñó a elaborar el queso.
El queso se popularizó a mediados del siglo XIX tras la inauguración del ferrocarril París-Granville y la merecida fama le llegó gracias a que la hija de Marie le regaló un ejemplar al emperador Napoleón III. El monarca apreciaba tanto el Camémbert que hacía que se lo llevaran a las Tullerías desde Normandía. Por eso se emplearon, a partir de 1880, las cajas de madera en las que se conserva para facilitar su transporte y manipulación.
- 1 lámina de masa de hojaldre (me salieron 8 tartaletas)
- 200 g de queso Camembert o Brie
- 4 lonchas finas de jamón serrano
- un frasco de tapanade o pasta de aceitunas negras (en Mercadona los tienen junto a los patés y lo denominan olivada)
- unos tallos de cebollino
Se extiende la lámina de hojaldre sobre la encimera y se cortan discos de unos 12 cm (podéis hacerlo con un vaso grande boca abajo). Se colocan en la placa de horno cubierta con papel y se pinchan con un tenedor para que la masa no se infle en exceso. Se va calentando el horno a 200ºC.
Se unta cada disco con pasta de aceitunas. Se corta el queso en trocitos, retirando si lo deseas la corteza, y se ponen encima de la pasta de aceitunas de cada tartaleta.
Se hornean durante unos minutos, a mi me tardaron unos 8 minutos con mi horno de aire por encima y por abajo, pero a lo mejor tenéis que dejarlos más tiempo (hasta unos 15 minutos).
Mientras se están horneando se corta con unas tijeras el jamón en tiras finas de unos 10 cm de largo y medio cm de ancho.
Se retiran los hojaldres del horno y de va fabricando el enrejado de jamón serrano. Se colocan 5 tiras paralelas sobre la tartaleta y se van colocando, alternando por encima y por debajo de la tira perpendicular. si no tenéis tiempo para hacer "trabajos manuales", simplememte cortad las tiras de jamón en cuadraditos muy pequeños y espolvoreadlo por encima de la tartaleta.
Se lavan los tallos de cebollino y se colocan encima de cada tartaleta. Se degustan de inmediato.