Revista Diario
Winer
“¿Te tomás una birra?”, le dijo triunfante Nicolás a la mujer que jamás había soñado que tendría delante de él a su disposición. Sí, a su disposición porque después de tantas insistencias ella había accedido al encuentro. Había dejado al muñeco del novio, desabrido, cara de naipe. “Esta es la mía”, se repetía para sí, desde esa mañana que ella aceptó el encuentro. Así fue cómo Nicolás desplegó todos sus estudiados argumentos, interrumpidos brevemente por los manises y por algún sorbo de cerveza que le mojaba la singüeso. Lucía al principio parecía distante o, por lo menos, reticente a cualquier expresión de comodidad. Pero, milagrosamente, empieza a desplegar su sonrisa, sus dientes blancos se asomaban e inmediatamente, empezaron las carcajadas. Nicolás estaba en el cielo, nunca había esperado que sus comentarios que para la gran mayoría del espectro femenino parecían aburridos y, en los peores casos, lo hacían ver como a un pelotudo, provocasen en Lucía semejante entusiasmo. El encuentro fue breve porque ella tenía que entrar a la facultad, pero se fue agarrándose de la panza, descompuesta de tanta risa. Nicolás se sintió un ganador, supo que le había resultado encantador, irresistible. Fue entonces cuando decidió ir al baño del bar para presenciar su rostro vencedor ante el espejo, con una sonrisa que desplegaba sus dientes para encontrar ahí entre medio de sus paletas, una enorme cáscara roja de algún maní mal pelado y mal parido. El Winer" src="//m1.paperblog.com/i/153/1538484/tomas-una-birra-el-winer-L-d10Ol1.jpeg" title=""¿Te tomás una birra?" ---> El Winer" />
