Nos gustaría dedicar este artículo a explicar brevemente una técnica muy utilizada en el control de la ansiedad y de aquellos pensamientos que nos resulten molestos. Se trata de la llamada “Hora de preocuparse”. Veamos en qué consiste.
Tal y como mencionábamos en uno de nuestros anteriores artículos acerca de la ansiedad generalizada, las preocupaciones y la ansiedad anticipatoria cumplen diversas funciones para el ser humano, haciendo que este tipo de “discurso cognitivo” acabe por perpetuarse en el tiempo y se convierta en un hábito.
Sin embargo, existen diversos métodos para hacer frente a este constante divagar de nuestra cabeza, la cual muchas veces acaba por perderse en pensamientos circulares que parecen no dejarnos tranquilos. Hablamos de la “Hora de preocuparse”
Mediante esta técnica, la persona aprende a especificar un determinado tiempo para sus rumiaciones y pensamientos molestos o repetitivos. Así, si somos de los que parecemos contar con un cerebro que parece no detenerse nunca, habríamos de tratar de reeducarlo para que toda esa maraña de ideas y miedos que a veces se nos amontona, sólo aparezca en un horario concreto que nosotros concretemos.
Quizá aquí puedas preguntarte, “¿pero esto es posible?, yo no puedo controlar siempre lo que pienso” Te diremos que con mucho entrenamiento y práctica, puede lograrse un mejor aprovechamiento de nuestro día y evitar el muchas veces innecesario sufrimiento que nos causan esas infinitas ideas negativas.
Por poner un ejemplo, imaginemos que tenemos libre de 4 a 5 de la tarde y decidimos que esa será nuestra “Hora de preocuparnos”. Al llegar esa hora, es conveniente que tomemos un papel y un bolígrafo y anotemos sin límite todo aquello que se nos pase por la cabeza y que nos cause preocupación. La condición es sólo una, no está permitido salirse de ese horario, de forma que todos los pensamientos negativos que se produzcan fuera de él, deberán ser aplazados para cuando llegue esa hora.
Ciertamente es una técnica que suele ayudar mucho, y que se utiliza en muy variados trastornos como la hipocondría o la anorexia nerviosa para aquellas cogniciones desadaptativas y obsesivas que nos fastidian. Además, cuenta con la ventaja de que, al quedar escrito todo lo que pensamos, podemos posteriormente criticarlo y analizar si mereció la pena tanto sufrimiento o si eran ciertas nuestras suposiciones.
¿Y tú, cuál es tu hora de preocuparte?
foto|Salvatore Vuono